AMOR EN LA VERDAD

“El amor –«caritas»– es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz»

La Encíclica Caritas in veritate del Papa Benedicto XVI, de 29 de junio de 2009 trata “sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad”. Su temática es muy rica y actual, y tiene como tema de fondo el amor en la verdad y sus implicaciones en los diversos campos de la convivencia humana. Es decir, un amor que no es expresión de un mero sentimiento subjetivo sino una realidad basada en la naturaleza de las personas humanas y en su mutua relación en ámbito social.

Ahí se presenta  con fuerza el dinamismo que resulta del amor, que no puede sustituirse por otros factores: “El amor –«caritas»– es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor eterno y Verdad absoluta” (n.1). El amor y la verdad constituyen una vocación que Dios ha puesto en el corazón y en la mente de cada hombre. De este modo la caridad está en el centro de la doctrina social de la Iglesia. “Todas las responsabilidades y compromisos trazados por esta doctrina provienen de la caridad que, según la enseñanza de Jesús, es la síntesis de toda la Ley (cf. Mt22,36-40). Ella da verdadera sustancia a la relación personal con Dios y con el prójimo; no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas” (n. 2).

Sin embargo, la caridad tiene el peligro de ser, con frecuencia, mal entendida. De ahí la importancia  de no separarla de la verdad. “Se ha de buscar, encontrar y expresar la verdad en la «economía» de la caridad, pero, a su vez, se ha de entender, valorar y practicar la caridad a la luz de la verdad” (n. 2).

La verdad da sentido y valor a la caridad

No cualquier contenido corresponde al auténtico amor, aquél que enaltece al hombre y le une con Dios y con sus semejantes: “Por esta estrecha relación con la verdad, se puede reconocer a la caridad como expresión auténtica de humanidad y como elemento de importancia fundamental en las relaciones humanas, también las de carácter público. Sólo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente. La verdad es luz que da sentido y valor a la caridad. Esta luz es simultáneamente la de la razón y la de la fe, por medio de la cual la inteligencia llega a la verdad natural y sobrenatural de la caridad, percibiendo su significado de entrega, acogida y comunión. Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente” (n. 3).

Ambiente cultural frelativista

En un ambiente cultural relativista tiende a desvalorizarse el significado y el contenido de la caridad, reducida a poco más que un adorno para suavizar algunas asperezas. “En el contexto social y cultural actual, en el que está difundida la tendencia a relativizar lo verdadero, vivir la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral”(n 4).

Es difícil que la caridad tenga todo su eficaz dinamismo si se relega al nivel de los meros sentimientos subjetivos, como una simple voluntad privada, valedera sólo en el plano de la conciencia individual. “Sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a merced de intereses privados y de 

lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales” (n. 5).

Rafael María de Balbín (rbalbin@gmail.com)

PINTURA DE OSCAR VEGA; UN ESLABÓN ENTRE LO CLÁSICO Y LO POSMODERNO

Oscar Vega expuso oleos y esculturas en Galizano (Cantabria)

La pintura de Oscar Vega, expuesta en el Centro Cívico de Galizano, (Cantabria) sugiere la visión de un mundo en el que lo clásico y lo posmoderno se entrelazan en una búsqueda de sentido a través de una paleta minimalista que interroga directamente al observador.

José Manuel Arrojo presenta al pintor Oscar Vega con la presencia de Marina Lombó, consejera de educación del gobierno de Cantabria y De Francisco Manuel Asón, alcalde de Ribamontán al Mar

Recientemente se celebró en el Centro Cívico de Galizano, pedanía del municipio cántabro Ribamontán al Mar, con la presencia de la Consejera de Cultura del Gobierrno de Cantabria, Marina Lombó y del alcalde de Ribamontán al Mar Francisco Manuel Asón, una exposición del artista Oscar Vega que mostró un par de esculturas y una docena de óleos, la mayorIa de formato grande que llaman inmediatamente la atención por el lenguaje técnico utilizado en casi todos ellos, una paleta de óleo limitada casi exclusivamente al rojo, negro y blanco.

En muchos de sus cuadros aparecen símbolos de un mundo clásico expuestos en lenguaje gráfico posmoderno que nos interroga sobre su vigencia o su descomposición. La componente racional del mundo clásico, deformada por la mano de Vega, se mezcla en intencionada vorágine con deformados humanoides, seres que han adquirido, libres o inconscientes, unas formas que los alejan brutalmente del canon griego. ¿Es el caos mental y ético de la postmodernidad?

Oscar Vega parece respondernos, con la añoranza de un mundo distinto, renacentista, clásico, mediante su versión personal del famoso retrato del papa Inocencio X De Diego Velázquez.

Fragmento de la versión de Oscar Vega del famoso cuadro de Velázquez del Papa Inocencio X

Otra obra de pequeño tamaño, nos ofrece un rostro de mirada profunda que podría interpretarse como el de Cristo antes de su crucifixión, en el que puede verse la impronta de una humanidad doliente en un ser concreto, para unos un sufriente genérico y para otros un redentor divino.

La mujer cubierta de tiras de película nos remite no solo a otras actividades artística de Oscar Vega sino a esa superficialidad de celuloide que el actual mundo de la comunicación de masas difunde tan eficazmente entre aquellos cuyas herramientas de defensa se han embotado a causa de la tentación de ir con la corriente dominante de lo políticamente correcto o por haber sufrido una formación superficial que minó casi toda su capacidad de racionalidad crítica.

Algunos temas como el retrato del Rey Felipe VI, el Centro Botín a la orilla de la hermosa bahía santanderina o un grupo de vacunos, tan frecuentes en el paisaje de Cantabria y que ciertas mentes enfermizas querrían convertir en nuevas sagradas e intocables vacas, completaron la exposición de Oscar Vega.