Toda actitud agresiva es injustificada pero en ocasiones hay comportamientos que siendo de carácter ideológico manifiestan una actitud particularmente injusta. Una de esas situaciones la constituyen los ataques sistemáticos a la Iglesia Católica y en consecuencia a los que la integran, sean eclesiásticos o laicos.
Supongo que a todo el mundo le ocurre lo mismo y acepto como normal que me ponga de mal humor el hecho de no entender algo que debiera. Es irremediable que haya multitud de acontecimientos, circunstancias, sucesos, teorías a los que no llego, pero a lo que voy a referirme debiera llegar y se me escapa. Me refiero a la inquina con la que se persigue actualmente a la Iglesia Católica.
Con la experiencia de mis ochenta y cuatro primaveras he conocido la atención con la que generalmente los curas atienden a la gente. Educan a la juventud, administran los sacramentos a moribundos, que no debe ser trago fácil, oyen en Confesión, con paciencia infinita, las debilidades y miserias de muchos de nosotros que periódicamente se las vamos a contar. No exclaman nunca esto de ¿pero otra vez con esta “calamidad” ?, sin un reproche, siempre a la manera de Cristo a quien representan en el confesionario, perdonan y aconsejan formas de arreglar las cosas. Cualquiera de nosotros a la tercera debilidad o barbaridad que de todo hay, le diría al penitente: Bueno mira no me vengas con mas “historias” y déjame en paz, ya me contaste lo mismo la semana pasada y la anterior y la de mas allá. Mal pagados después de haber cursado los estudios equivalentes a una carrera superior, algunos han dejado brillantes carreras civiles para ayudar a la gente a ganarse el Cielo. Comprendo que a algún ateo, agnóstico o lo que sea, esto no le parezca importante pero entenderá, si obra de buena Fe, el valor que hay que tener para renunciar a multitud de cosas estupendas por servir a los demás. Esto no es cuestión de creencias es, por lo menos, un gesto de una enorme categoría humana.
Investigar todos los abusos
Bueno pues ahora alguien aduce que el 0,2% de los abusos que los pederastas infligen a los niños son atribuibles a sacerdotes y que deben ser investigados con carácter inmediato. Bien dicho afirmo y voy mas lejos, no el 0,2 sino el 100% de los abusos allá donde se produzcan y quien los produzca. Recordemos que al fin y al cabo algo mas del 8% de los apóstoles de Jesucristo después de hartarse de ver milagros y de convivir con Él, lo traicionó de mala manera.
Pero al lado de esa denuncia que considerada en toda su amplitud (100%) está mas que justificada, aparecen noticias sorprendentes de gente empeñada en derribar crucifijos, alguna de nuestras políticas ha profanado la Eucaristía, hay que cerrar templos durante horas porque se temen actos vandálicos o sacrílegos, se monta todo un proceso popular para acusar a la Iglesia Católica de haberse apropiado de unos bienes que no son suyos cuando la verdad que no se ha apropiado de nada.
Es innegable que hay una actitud agresiva, de momento sin violencia física, contra las personas, a la Iglesia Católica, y ahí esta precisamente lo que yo no acabo de entender. Datos de informes publicados en los medios de comunicación y referidos a Cáritas y Manos Unidas son altamente elocuentes.
Cerca de cinco millones de personas fueron acompañadas en los 8.796 centros asistenciales. Con la ayuda de 18.714 voluntarios, se acompañó –tanto en domicilios como en hospitales- a 63.589 enfermos. Casi tres millones de personas fueron atendidas en centros para mitigar la pobreza y a más de 22.000, en centros para el tratamiento de drogodependencias.
Se prestó ayuda a más de 25.900 mujeres víctimas de la violencia; a más de 10.500 niños y jóvenes en centros de atención y tutela de menores; a más de 170.000 inmigrantes. Más de cien mil personas recibieron orientación y acompañamiento en la búsqueda de empleo. Los centros de orientación familiar y de ayuda a la infancia y los de asesoría jurídica ayudaron a más de 125.000 y 18.000 personas, respectivamente.
Toda esta labor está centralizada principalmente en Cáritas que divide la ayuda que presta en tres líneas de trabajo:
- Cáritas Parroquiales. Su principal trabajo es la acogida y acompañamiento a las personas en situación de pobreza, exclusión y vulnerabilidad. El pasado año gastó en este apartado 80,32 millones de euros.
- Atención a las personas vulnerables: niños, jóvenes, familias, mayores, emigrantes… a lo que dedicó 73,08 millones de euros.
- Atención a personas excluidas víctimas de trata y prostitución, reclusos y exreclusos, personas sin hogar, con discapacidad, salud (drogodependencia, VIH-SIDA y salud mental), en cuyo apartado invirtió 53,65 millones de euros.
Ayuda exterior
De la ayuda exterior se encarga, principalmente, Manos Unidas mediante sus Campañas Contra el Hambre, que el pasado año financió 595 proyectos de cooperación repartidos por los cinco continentes y en diferentes sectores (educativo, sanitario, agropecuario, promoción de la mujer, promoción social, etc.) en 58 países.
Esto sin contar la acción de instituciones y organizaciones que, sin declararse confesionales, están integradas mayoritariamente por personas católicas que sencillamente quieren ayudar a los demás.
Bueno ¡¡¡hala!!! a ver quien lo mejora. Con esos datos ¿como se justifica esa inquina a la que me refería al principio?, ¿no sería lógico que todos apoyáramos a esa organización? ¿no deberían deshacerse en alabanzas a ese trabajo social los organismos oficiales? ¿no debería citarse en los medios de comunicación como ejemplo de buen hacer?
Yo creo que si en lugar de ser la Iglesia Católica fuera cualquier otra organización esas noticias abrirían los telediarios.
Pues no; por lo contrario se busca la manera de desprestigiar a ver si, con un poco de suerte, se le puede propinar una cornada. No es lógico y debe haber algo más en todo este asunto que se me escapa y que debería explicar tan mala praxis.
José Antonio Busto Villa