¿HAY CRISIS DE IDENTIDAD EN LA FAMILIA?

¿Podría hablarse de una crisis de identidad en la familia? Algunas de las opiniones más generalizadas darían que sospechar que sí. Ya que al desconocer sus rasgos fundamentales sería equiparada a cualquier constructo humano, a cualquier convencionalismo social presente en una determinada cultura.

Habría que decir, sin embargo, que la institución familiar ha pervivido a lo largo de los siglos y de los milenios. Algunos han anunciado el final de la familia, su entierro. Pero -en frase de Chesterton- la familia ha acabado enterrando a sus propios enterradores.

La pervivencia de la familia se puede apreciar, por contraste, en la existencia de familias rotas, uniones de hecho, alianzas concubinarias, adopción de niños. Estas situaciones humanas tienen siempre como punto de referencia al matrimonio y a la familia monógama constituida por un solo varón y una sola mujer, que unen sus vidas a perpetuidad. Aunque esa referencia sea casi como una imitación o un remedo.

El matrimonio y la familia tienen un claro perfil esencial. “En el designio de Dios Creador y Redentor la familia descubre no sólo su <identidad>, lo que <es>, sino también su <misión>, lo que puede y debe <hacer>. El cometido, que ella por vocación de Dios está llamada a desempeñar en la historia, brota de su mismo ser y representa su desarrollo dinámico y existencial” (S. JUAN PABLO II. Exhort. Apost. Familiaris consortio, n. 17)

Aparece la familia, con su identidad propia, como una señal levantada en alto, a la vista de todos, acerca del plan que Dios mismo ha impreso en la naturaleza humana. “Toda familia descubre y encuentra en sí misma la llamada imborrable, que define a la vez su dignidad y su responsabilidad: familia, ¡<sé> lo que <eres>!” (idem).

Gran importancia tiene, en el designio divino, la institución matrimonial y familiar. “Remontarse al <principio> del gesto creador de Dios es una necesidad para la familia, si quiere conocerse y realizarse según la verdad interior no sólo de su ser, sino también de su actuación histórica. Y dado que, según el designio divino, está constituido como<íntima comunidad de vida y de amor>, la familia tiene la misión de ser cada vez más lo que es, es decir, comunidad de vida y amor, en una tensión que, al igual que para toda realidad creada y redimida, hallará su cumplimiento en el Reino de Dios” (idem).

La ejemplaridad de la familia se refiere al amor, que último término es lo importante para la realización de la persona. La familia es la primera escuela del amor verdadero, que habrá de desarrollarse a lo largo de la vida. “En una perspectiva que además llega a las raíces mismas de la realidad, hay que decir que la esencia y el cometido de la familia son definidos en última instancia por el amor. Por esto la familia recibe la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo Señor por la Iglesia su esposa” (idem).

CON MARÍA DURANTE EL 2015

 

Todavía está reciente el inicio del nuevo año 2015. Un año más, con todos sus interrogantes. Y, como la Historia no está escrita de antemano, se abre un amplio abanico de posibilidades. Hay que contar con la libertad humana y la acción de la Providencia divina. No hay un fatalismo de progresos ni de retrocesos.

En su Homilía de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios del año 2010 el Papa Benedicto XVI invitaba a elevar a Dios el corazón: “Meditar sobre el misterio del rostro de Dios y del hombre es una vía privilegiada que conduce a la paz”. La paz es el gran anhelo de la humanidad y de cada persona de buena voluntad. Requiere de la disposición personal de cada uno, sumada a otras muchas. “Ésta, de hecho, comienza por una mirada respetuosa, que reconoce en el rostro del otro a una persona, cualquiera que sea el color de su piel, su nacionalidad, su lengua, su religión”.

Y explicaba: “En realidad, sólo si tenemos a Dios en el corazón, estamos en condiciones de detectar en el rostro del otro a un hermano de humanidad, no un medio sino un fin, no un rival o un enemigo, sino otro yo, una faceta del infinito misterio del ser humano”.

Sólo somos capaces de dialogar con los hombres si antes no lo hacemos con Dios. Contemplar el rostro de Dios es condición para mirar con discernimiento el rostro del hombre. Para llevar a cabo un intercambio respetuoso y considerado. “Con mayor razón, por tanto, para reconocernos y respetarnos como realmente somos, es decir, como hermanos, necesitamos referirnos al rostro de un Padre común, que nos ama a todos, a pesar de nuestros límites y nuestros errores”, añadía el Papa.

Para acercarnos a Dios lo hacemos contemplando a María Madre de Dios y Madre nuestra. Con Ella comenzamos el nuevo año: “el rostro de Dios ha tomado un rostro humano, dejándose ver y reconocer en el hijo de la Virgen María”.

Benedicto XVI destacaba también que “Ella, que ha custodiado en su corazón el secreto de la divina maternidad, ha sido la primera en ver el rostro de Dios hecho hombre en el pequeño fruto de su vientre”.

Nadie más cercano a Dios que su Madre María: “La madre tiene una relación muy especial, única y de todos modos exclusiva con el hijo recién nacido”. Ocurre siempre, y con mayor razón en el caso de la maternidad divina de María. “El primer rostro que el niño ve es el de la madre, y esta mirada es decisiva para su relación con la vida, con sí mismo, con los demás, con Dios; es decisiva también para que él pueda convertirse en un <hijo de la paz>”.

Necesitamos ayuda para ser promotores de la paz. “El Niño mira a la Madre, y ésta nos mira a nosotros, casi como reflejando al que observa, y reza, la ternura de Dios, bajada en Ellos del Cielo y encarnada en aquel Hijo de hombre que lleva en brazos”, explicaba BenedictoXVI.

Una imagen no sólo evocadora sino eficaz. “Pero ese mismo icono nos muestra también, en María, el rostro de la Iglesia, que refleja sobre nosotros y sobre el mundo entero la luz de Cristo, la Iglesia mediante la cual llega a toda persona la buena noticia”, añadía el Papa.

Acudimos a Santa María, Reina de la paz, Madre de la Iglesia, Reina de Venezuela, poniendo en sus manos todos nuestros buenos deseos para el nuevo año. Amén.

(rafaelbalbin@yahoo.es)

UNA CATEDRA CONTRA EL DESPILFARRO DE ALIMENTOS

Los Bancos de Alimentos son organizaciones sin ánimo de lucro cuyo objetivo es recuperar excedentes alimenticios gratuitamente y repartirlos también gratuitamente entre las personas más necesitadas . Sacan adelante su actividad con voluntarios. Luchan contra el hambre mientras combaten también el despilfarro de alimentos.

En la actualidad hay en España 55 Bancos de Alimentos: uno en cada Provincia, integrados en la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL); FESBAL a su vez forma parte de La FEBA (FEDERACIÓN EUROPEA DE BANCOS DE ALIMENTOS).

Dentro de la labor de concienciación contra el DESPILFARRO

Dos organizaciones de gran impacto social, la Universidad Politécnica de Madrid, a través del Grupo de Investigación GESPLAN, y la Federación Española de Bancos de Alimentos, firmaron en junio del 2013 un convenio donde manifestaban la necesidad de establecer una estrecha relación entre el ámbito Académico y el ámbito de la sociedad civil. Fruto de este acuerdo nació la Cátedra Bancos de Alimentos-UPM

La Cátedra nace con la finalidad de promover la difusión de todo lo que es cultura de un consumo racional de los Alimentos : conseguir evitar el DESPILFARRO y fomentar su consumo racional; por eso la centramos en la docencia y en la investigación.

La Cátedra se apoya en tres pilares de trabajo; tres bases de desarrollo

  1. La vía educativa y de docencia
  2. La vía de la investigación e innovación: aprovechar las sinergias de ambas instituciones que somos punteras cada uno en nuestro ámbito para desarrollar proyectos de ámbito común en los que podamos aprovechar ese potencial.
  3. Y la vía de la visibilidad, centrada en lanzar proyectos en el que se vea el trabajo y colaboración entre ambas instituciones.