El fallecimiento en Málaga del Padre Manuel Alcalá López-Barajas S.J. el pasado día de san Juan Bautista, martes 24 de junio de 2020, ha tenido gran eco en Sevilla y en toda Andalucía, su tierra natal y teatro de su actividad. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1943, estudió teología en Austria, se doctoró en Alemania y durante sus más de setenta y cinco años de jesuita desarrolló su ministerio por toda España

Su personalidad y sus saberes eran como un diamante de muchas facetas con reflejos en variadas galaxias y en muchos cielos, siempre límpidos y sin nubes. 

A mi familia y a mí nos cupo el gran honor de disfrutar de su amistad, de su consejo y de sus bendiciones en momentos importantes para nuestra vida. Son un bálsamo para la nueva peste.

A pesar del clima agobiante de mentiras, incompetencia y opresión en que hoy vivimos, deseo dejar constancia para sus muchos amigos, seguidores y discípulos, de los recuerdos perdurables que los Ortiz -Lola y nuestros cuatro hijos María, Marta, Antonio y José-María y sus descendientes-   guardaremos del Padre Alcalá. 

En esta ventana al mundo, abierta a la cúpula de San Pedro, contaré cuales fueron nuestras vivencias, muy unidas a su ministerio, pero con una especial relación de amistad.

Regresado yo a España desde mi destino como “cónsul-obrero” en Metz, en Lorena, en 1975, convencido de que iba a vivir momentos históricos en nuestra patria, conocí a Manuel Alcalá a través de Julia Martínez, mi amiga de infancia y su marido Joaquín Diez-Fuentes (RIP), ambos economistas y devotos de unas “tenidas” matrimoniales religioso-gastronómico-culturales, a donde alguna vez acudimos el matrimonio Ortiz López-Cámara. 

El abierto espíritu del cura Manolo, como le llamaban, nuestro común origen andaluz y mi especial vinculación con Sevilla nos hizo pronto intimar. La transición política de la dictadura a la monarquía parlamentaria –ambos nos sentíamos demócratas y defensores de las libertades públicas- la larga marcha para volver a ocupar nuestro lugar en Europa  -éramos europeístas convictos- el amor por el cine, reflejo de nuestro tiempo y mis estudios y formación en el colegio de Areneros, fueron un variado campo para el intercambio intelectual y humano.

Participantes en un grupo de amigos del P.Alcalá

En aquella época, vivimos y comentamos la magna tarea de la transición española, desde la muerte del General Franco y el comienzo del fin del nacional-catolicismo, hasta la Constitución de 1978, ratificada con amplia mayoría por referéndum de 6 de diciembre, de la que siempre estaremos orgullosos como ejemplo al mundo de un cambio pacífico y ejemplar hacia la democracia. El padre Alcalá nos confirmó con mente superior y experiencia europea las bondades de nuestra ejemplar transición; en el cielo de los santos patronos de las naciones celará por la patria atribulada.

Con nuestra marcha de nuevo al exterior en junio de 1976, a la UNESCO en París, y en septiembre de 1978 a mi primer puesto como embajador de España en Accrá, Ghana, los encuentros se redujeron, pero el afecto y el interés se incrementaron. 

Al regresar a Madrid en 1981 crecieron también nuestros contactos y asistimos y comentamos el triunfo en las elecciones de octubre de 1982 del Partido Socialista Obrero Español, bien conocido por el P. Alcalá a través de algunos de sus protagonistas sevillanos. A la parroquia de las Misas caseras les gustó menos el necesario cambio que abría una época política de sabor europeo, incluido el referéndum sobre la permanencia en la OTAN 12 de marzo de 1986, que costó sudores a los socialistas pero dio talla de dirigente europeo a González Márquez.

Me entristece en la distancia ver lo que va de ayer (maravilla) a hoy (ni sombra). Siempre entusiasta y bien pensado, nuestro amigo jesuita habrá llegado al cielo de nubes multicolor de los paraísos prometidos en la propaganda electoral.   

Durante nuestros cuatro años en el Consulado General en Berlín (1984-1988), rodeados por el vergonzoso muro de defensa del socialismo realmente existente , había motivos para encontrarse con Alcalá, como motivo, su germanofilia y magnífico conocimiento del idioma y su casi profesión añadida como periodista y crítico cinematográfico. María OLC recuerda haberle conocido en la presentación en la Berlinale de la exitosa película de Jaime de Armiñán Stico, muy debatida al tratar el tema de la esclavitud en tiempos contemporáneos, tan cerca del paraíso de la clase obrera en la RDA.

La boda de Marta en Santilla del Mar en septiembre de 1989 permitió a familiares y amigos apreciar las dotes pastorales y políglotas del P. Alcalá y fue para nosotros motivo de gratitud y afecto por tan plural jesuita. Los amigos y parientes franceses del novio quedaron encantados con “mon Père” y su mundología, a pesar de ser un jesuita español. La verdad es que toda la familia Ortiz y sus amigos y familiares que acudieron a Cantabria, aun sin buscar a «Gil Blas de Santillane», guardan el recuerdo de la bella ceremonia, con acertada homilía, cánticos montañeses y banquete en el Parador Nacional. Esta y muchas otras pruebas de su fidedigno ministerio habrán llevado su alma a la gloria de los confesores

Lola López-Cámara y su hija María con el P. Alcalá en 1989 con motivo de la boda de Marta Ortiz López-Cámara en la iglesia de Santillana del Mar
Matrimonio de Marta y Christophe en la colegiata de Santillana del Mar, oficiado por el
P. Manuel Alcalá (septiembre de 1989)

Tras el éxito francófono de la boda las relaciones familiares continuaron con el bautizo en Normandía de Charlotte, hoy día distinguida juez “de la Republique” en las cercanías de París. Creo con esto que el padre Alcalá disfrutará del cielo volteriano del Doctor Pangloss, tan poco apreciado en el colegio de Areneros, pues en sus aventuras francesas pudo comprobar “que tout est bon, tout est bien dans le meilleur des mondes”.

A finales de agosto del año siguiente 1990, la joven pareja, como decían los novelistas clásicos (celebramos ahora el año galdosiano), bendecido el fruto de su amor. 

El padre Manolo continúa amable su labor de capellán de la familia Ortiz y viajamos con él a Normandía y oficia el bautismo de la neófita en la iglesita de Écrainville. En su destino en el cielo de los bautistas protegerá a su bautizada en su difícil tarea de la administración de justicia de la República Francesa.

En las páginas de mi álbum familiar de fotos recojo el memorable viaje de Antonio y Lola con María, desde París donde nos citamos, hasta la pequeña localidad de Écrainville, cerca de Fécamp en la costa normanda. 

Con toda la humedad y oscuridad de la región contrasta la calidez y amabilidad de los abuelos franceses de la niña, quienes nos acompañan a la iglesita del pueblo, con su adjunto cementerio, donde reposan algunos de sus familiares y nos acogen en su «maison de maìtre» que me gusta llamar Chateau Joubert

Bautizo de Charlotte Joubert en la iglesia de Écrainville celebrado por el P. Manuel Alcalá

La Carrera Diplomática de Antonio continua con los inevitables altibajos de tal profesión en España. La experiencia de Europa Oriental del 68 al 82 le sirve para volver a Rumanía, ya en Europa central en 1992. Seguidor de nuestro caminar por el mundo y conocedor de las religiones, los santos eremitas del desierto, los primeros cismas, los ortodoxos de Europa oriental y temas conexos, quiso venir a Bucarest Rumanía, para comprobar si lo que contaba en sus libros era cierto…Decía mi recordado padre Antonio Ortiz Muñoz que algún periodista pobre escribía libros de viajes para pagar los pasajes e ir a conocer de verdad la realidad imaginada.

En una semana de intensa convivencia, del viernes 17 de septiembre al viernes 24 de  1993 el pater me sometió a examen exhaustivo sobre diplomacia, diplomáticos nacionales y extranjeros, política exterior, protocolo, asuntos consulares, historia, comunismo y otros totalitarismos y un largo etcétera. En su último destino en el cielo de los justos  tendrá amplia materia de comentario con el  Arcángel San Gabriel, patrono (políticamente olvidado por la nueva normalidad) de la Carrera Diplomática Española.

Años después nuestros queridos gabachos completan la familia. Nace en París Fabiola Joubert Ortiz, el 23.07.98.

En un viaje de complicada logística, vamos todos al bautizo de la menor de nuestras nietas francesas. El sábado 5 de febrero del 2000, el ya experimentado capellán titular de la familia Ortiz bautiza a la pequeña bajo el áspero clima normando.

Almuerzo de celebración del bautizo de en el Chateau Joubert, de Fabiola Joubert Ortiz.
En primer termino el P. Alcalá

Una nueva y para la más alegre desde el fin de mi vida administrativa, que recuerdo y aparece con reiteración en mis felices sueños, fue la boda de nuestra primogénita María con Iñigo Ramilo Rodríguez de Robles en la Iglesia del Espíritu Santo de Madrid el 13 de mayo de 2006. El Padre Alcalá, como siempre y con cariñosa y sentida plática, nos acompañó en el acontecimiento que celebramos como las bodas de Caná, en el bello templo del saber, donde también contrajimos matrimonio Lola y yo, aparece una gloria resplandeciente en la que nuestro sabio capellán podrá alternar como escritor sacro con San Leandro y San Isidoro. 

El P Alcalá celebrando la boda de María Ortiz con Iñigo Ramilo Rodriguez de Robles en la iglesia del Espíritu Santo de Madrid (13-05-2006)

La ciudad de Sevilla y las Cofradías fueron nexo de unión con el Padre Alcalá. Nuestro común origen andaluz y su residencia hispalense en los últimos años de su vida activa nos llevaron a uno de nuestros últimos encuentros. Los descendientes de los hermanos Ortiz Muñoz celebramos, después de larga preparación, una gran reunión de todos los Ortizes. Todos muy católicos apostólicos y romanos pensaron en una misa en la considerada hermandad de la familia: la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Silencio en el Desprecio de Herodes, María Santísima de la Amargura Coronada, San Juan Evangelista y Santa Ángela de la Cruz.  Se preveía celebrar una Misa en recuerdo de nuestros mayores, en el Templo de San Juan de la Palma, visitar el tesoro cofradiero acompañados por el hermano mayor Pepe Pueyo Ortiz, y una convivencia y banquete el 3 de noviembre de 2007. 

Resultó que tanto capillita, como dicen los sevillanos y el día antes del acto se dieron cuenta de que no tenían un cura. Fue el primo Antonio quien los sacó del hoyo llamando a su amigo el del cineclub, al que bastantes parientes conocían. Todos se lo agradecieron mucho y creo que lo pasó muy bien en el convite en el tradicional círculo de labradores en sus instalaciones junto al río. Lo comentará con nuestros Sagrados Titulares en el cielo de la Pasión sevillana

El P Alcalá oficiante de la misa celebrada con motivo de la reunión familiar de los Ortiz

Las enseñanzas del Padre Alcalá y su permanente predicar evangélico nos impulsó probablemente a volver a Tierra Santa, donde seguimos las huellas de Jesús, quien con su nombre inspiró la Compañía a la que dedicó su vida nuestro “sermoneador”.

En el álbum de recuerdos aparece Lola en los jardines de la gruta de Belén en marzo de 2007 con la Duquesa Viuda de Fernández-Miranda, cuyo esposo, también R.I.P. fue máximo artífice de nuestra feliz monarquía constitucional restaurada por el meritorio rey Juan Carlos. 

En su cielo de los predicadores, nuestro amigo Manolo será protector de la estructura constitucional que garantiza la convivencia, la unidad y la democracia de nuestra España y protegerá al monarca Felipe VI el esforzado, de los insidiosos y traicioneros ataques de las fuerzas del mal.

Lola López-Cámara charlando con la viuda duquesa de Fernández-Miranda en los jardines de la Gruta de Belen, custodiada por los Franciscanos de Tierra Santa (Marzo de 2007)

 El último acto, más bien epílogo, fue el cumplimiento de los deseos muy insistentes y reiterados del jesuita –la perseverancia es una de sus virtudes para que escribiera sobre mi profesión de toda vida. Por fin en 2013 y en la Colección la Valija diplomática publique un libro, Las papeleras del Reino, que en buena lógica regalé con inevitable dedicatoria. «Como inspirador de estas líneas, aunque no memorias y con la esperanza de un juicio benévolo, aunque inmerecido por mis pecados muy variados». 

Antes e inspirados por nuestros viajes por Francia y disfrutando del buen humor, sin sarcasmo y poco burlón del clérigo, mis amigos y yo decidimos inventar el Alcalá santo. En la región de Dijon se estila el “Kir Royal”, una bebida a base de Champagne con cuatro cucharitas de crema de cassis, cerezas negras. Mi propuesta fue substituir el espumoso francés por cava catalán. Propongo a los eventuales lectores de estas líneas que brinden a la memoria de nuestro recordado mentor, deseándole gloria en el cielo del fruto de la vid y del trabajo del hombre. Salutem pluriman.  

Portada del libro «Las Papeleras del Reino» escrito por Antonio Ortiz en el que se recogen reflexiones, anécdotas y hechos de su vida como diplomático al servicio de España

Querido Manuel Alcalá S.J. hubiera sido muy difícil decirte adiós en persona. Descansa en paz en el séptimo cielo, con las estrellas, los astros de la pantalla y todos los amantes del cinematógrafo.

Tu marcha ha sido, como siempre, amable y silenciosa. Creo que tienes todavía mucho que hacer por esta familia y por tus muchísimos amigos, discípulos y devotos. Requiescat in pace. Et lux perpetua luceat ei. Amén. 

Antonio Ortiz García (Embajador de España)

Madrid, 12 de julio de 2020

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Acerca de Antonio Ortiz García

Antonio Ortiz García es Embajador de España. Tras diez años de docencia en la Complutense, sirvió a España como diplomático en Iberoamérica, Europa y África y en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Ha ocupado entre otros puestos los de cónsul en Metz, Berlín y Toulouse y embajador en Ghana y Togo, Rumanía, Organismos Internacionales en Viena y Hungría. Es Doctor Honoris causa por la Universidad de Craiova (Rumanía).