Parece ser que los viejos nos repetimos en nuestras afirmaciones. Es posible que en la recta final estemos convencidos de algunas cosas. Aunque  atravesemos  tiempos de dudas y se tambaleen algunas creencias, es muy duro hacernos cambiar de parecer y más por motivos fútiles y de dudoso fundamento.

Don Juan Carlos y DªSofía dedican su foto al autor de este artículo y su esposa Lola

Llevo muchos años diciendo ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!  No va a ser ahora cuando empiece a maldecir a mi patria y a mi rey.

Me va a ser difícil, y además no me da la real gana, pasarme al ¡Viva la república! Tampoco voy a hacerme partidario de patíbulos y guillotinas. No proclamaré que aspiro a un “Collado Mediano independiente y marítimo”; mis amigos me lo han oído decir muchas veces. Cambiar la sociedad quitando de en medio sus columnas y muros maestros sería como  hacer una tortilla española sin patatas ni huevo, aunque pudiera suprimir la cebolla, en contra de mi gusto. 

No quiero cambiar a mis compatriotas; espero sigan siendo ciudadanos libres, autónomos, imaginativos, trabajadores y esforzados. Ni una ley educativa que los iguale a todos por abajo, ni una rentita vitalicia que fomente vagos, ni una unificación lingüística que proclame el uso exclusivo y excluyente del bable o del panocho. Y aquí si diré  Viva Asturias, que es España y todo lo demás es reconquista. Y Viva Murcia, donde tengo amigos y belleza. Ni tampoco un tratamiento sanitario olvidando enfermedades y casos raros. En mi paso por el mundo comunista pude ver que la diálisis era solo para los camaradas del comité central.

El autor con el rey D Juan Carlos y el jefe de su Casa Fernando Almansa

Y digo  todo esto porque he vivido orgulloso, digno y contento con nuestra monarquía parlamentaria amparada por la vigente Constitución de 1978. No olvido los esfuerzos por conseguir una transición desde la última dictadura, dictablanda en su largo estertor, a una democracia europea y atlántica, sin olvidar Iberoamérica, ni nuestro idioma universal, que siempre he llamado español.

En el pelotón de cabeza

Mi generación no conoció más que de oídas la última guerra civil, la cuarta y  última de la historia; ha gozado de paz, progreso y libertad, pese a represalias, exilios y persecuciones, y hemos conseguido llegar al pelotón de cabeza de las naciones de este mundo. De la nueva plaga saldremos, más débiles y empobrecidos, pero saldremos.

A pesar de tener el peor de los gobiernos de la era democrática con esta nueva coalición sanchista-comunista, los españoles vivimos, el más largo periodo de avances y tranquilidad de nuestro recuerdo, con todos los lamentos y aflicciones sufridas por el pueblo.

D.Juan Carlos en Berlín ante la antigua embajada de España, escucha las explicaciones del embajador Ortiz acompañado de sus hijos Marta y José María

El Rey Juan Carlos I se ha ganado ya un lugar de privilegio en la historia moderna de España, de Europa y del mundo. No voy a quitar su retrato de mi casa, ni creo que los españoles de bien vayan a retirarlos.   

Si los descendientes de terroristas y asesinos, los predicadores de tiranías y totalitarismos y los nostálgicos de fracasadas repúblicas, la corta y la más larga de injusticias y venganzas y generadora de nuestro conflicto fratricida, y los ilusionistas de felices arcadias racistas y orates, son quienes proclaman  una cacería de aristócratas y añoran un Ekaterimburgo, razón de más para no apartarnos de la senda bien trazada, aunque se pueda reparar su pavimento. ¡Al ladrón, al ladrón!  dicen para huir con el botín.

Los comunistas, que según mi experiencia se dividen en dos grupos: o iluminados rematadamente imbéciles o sinvergüenzas aprovechados, repiten una frase mítica para justificar desde los crímenes de Lenin y Stalin hasta las tiranías cubanas, nicaragüenses o chinas: el balance global es positivo.  

Su Majestad Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica supera en su actuación  por muchos codos a indemostradas acusaciones, errores humanos, pecados o debilidades. Una imputación iniciada por bolivarianos totalitarios y extremistas contrarios a nuestro sistema de convivencia refleja sobretodo odio y falsedad. 

Prefiero seguir la llamada de Jesús de Nazaret, quien sí sabía de las culpas de la magdalena, y dijo quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. No creo que muchos quieran lapidaciones; yo desde luego no quemaré ningún retrato de quien sigue siendo un rey humano y querido.

Mi último contacto con Don Juan Carlos fue telefónico, por medio de un buen amigo, para transmitirle mi pésame por el fallecimiento de su hermana la Infanta Pilar. Ya retirado también él, le encontré en una celebración del aniversario constitucional y con su jocoso estilo me dijo ¡Pues anda que yo!, como respuesta a su pregunta de qué tal andaba y habiéndole contestado  que no corría mucho.

De Bucarest a Estambul

Cabría alargarme en recuerdos de más de cuarenta años de Carrera Diplomática y de quince como embajador, su representante en el mundo. Aquí solo sacaré a nuestra ventana al mundo uno de Estambul, donde mi mujer y yo habíamos ido a pasar unos días de vacaciones desde Bucarest, Rumanía, mi puesto entonces y coincidimos con su visita de Estado a Turquía. Salíamos Lola y yo de la gran cisterna romana en los bajos del antiguo hipódromo de Constantino y vimos revuelo de gente y gendarmes; nos acercamos a la comitiva oficial llegando a la mezquita azul; para junto a otros turistas ver pasar a los Reyes. Juan Carlos miró para saludar a los ciudadanos que le aplaudían y al verme, se acercó y con gesto serio me preguntó ¿Y tú qué haces aquí?

No sembremos vientos para no recoger tempestades. Roguemos que Santiago cierre España y no la abra a las furias ni a las turbas. 

Antonio Ortiz y su esposa en la recepción ofrecida por los reyes al presidente de Hungría en visita oficial a España

Que el Rey Felipe VI, que guarde Dios muchos años, siga, prudente y esforzado, siendo el símbolo de la unidad y permanencia del Estado y modere el funcionamiento regular de las instituciones, según el artículo 56 de nuestra carta magna.

Y larga vida y salud  para Juan Carlos de Borbón y Borbón, mi contemporáneo (por pocos meses) y con quien he compartido y comparto patria y patriotismo bajo la bandera roja y gualda.

Los detractores de los muchos monarcas que figuran en la historia de la piel de toro desde Recaredo hasta Boabdil pueden con facilidad atacar a alguno como el rey felón. Pero los tiempos y las circunstancias mandan y Fernando VII, fue recibido en Madrid con arcos triunfales y su puerta de entrada en piedra le llama, el Deseado, padre de la Patria, restituido a sus pueblos, exterminada la usurpación francesa, el Ayuntamiento de Madrid consagra este monumento de fidelidad, de triunfo y de alegría, Año MDCCCXXVII.

Los manifestantes  del anarquismo, los anti-sistema y demás chusma podrían recorrer las calles en una nueva manifestación para ampliar los contagios y pedir la modificación de la historia. Yo les pregunto aquí

¿QUERÉIS DERRIBAR LA PUERTA DE TOLEDO?

Antonio ORTIZ GARCÍA . Embajador de España

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Acerca de Antonio Ortiz García

Antonio Ortiz García es Embajador de España. Tras diez años de docencia en la Complutense, sirvió a España como diplomático en Iberoamérica, Europa y África y en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Ha ocupado entre otros puestos los de cónsul en Metz, Berlín y Toulouse y embajador en Ghana y Togo, Rumanía, Organismos Internacionales en Viena y Hungría. Es Doctor Honoris causa por la Universidad de Craiova (Rumanía).