Razón y fe se relacionan en un objeto único; la Sindone
«Aun siendo un no creyente no deja de ser algo muy impactante» fue el comentario de una pareja italiana durante un breve intercambio amistoso en un ascensor de hotel. Se referían a la sábana santa cuya ostensión pública que comenzó el pasado 19 de abril en la catedral de Turín terminará el 24 de junio poco después de la visita de dos días del papa Francisco.
La sábana, sindone en hebreo antiguo, fue y es objeto de análisis por científicos de diversas disciplinas desde la medicina forense a la historia, la física nuclear o la biología y ha sido sometida a un programa informático de la NASA que muestra el positivo en relieve de la imagen negativa contenida en la tela, cosa que no sucede con ningún negativo normal de fotografía. La polémica de la datación del lienzo mediante la técnica del carbono 14, debido a las conclusiones sobre la edad medieval de la tela y la negación de la validez de esa prueba por científicos que destacan la fuerte contaminación por bacterias y la presencia de restos de algodón en el trozo utilizado, manifiesta una vez más una cierta ambigüedad que deja siempre una puerta abierta a la fe en lo relativo a la presencia de Cristo, persona divina y humana, en la historia de la humanidad. Una imagen que no se sabe como ha podido producirse, un negativo en el que la densidad de cada punto está relacionada con el relieve del cuerpo, en la que no hay pigmentos, características únicas e irreproducibles con las técnicas actuales, hacen de la sindone un objeto único. No se puede, ni se podrá, demostrar científicamente que el cuerpo que envolvió esa sábana fue el de Cristo pero si es comprobable científicamente que ese cuerpo sufrió un trato prácticamente similar al que según los evangelios sufrió nuestro Señor desde su condena a muerte hasta su sepultura. Los análisis de las señales existentes en la tela indican, al no haber rastro de los restos que debería haber dejado un cuerpo en descomposición, que esas señales se produjeron instantes antes de la suspensión del contacto de ese cuerpo con la tela que lo cubría.
Una especie de relación diálogal entre ciencia y fe se hace patente en la atmósfera que rodea la nueva ostensión de la santa sábana. Diálogo sobre el que el Papa Juan Pablo II señaló que «La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre si mismo»
Imagen del rostro de la sindone al invertir el negativo
Quien decida ir a Turín también experimentará el gozo de una ciudad que parece pensada para ser disfrutada paseando bajo sus soportales, contemplando su arquitectura, sus grandes plazas y una gastronomía muy italiana y de buena calidad.
Y por la noche una «apericena» con una buena bebida aperitivo y canapés variados en algún restaurante especializado como el de la piazza San Carlo cercano a las iglesias de santa Cristina y san Carlos que vale la pena visitar. Los amantes del arte pueden aprovechar las exposiciones de sobre obras de Tamara Lempika o Modigliani y el museo de arte egipcio considerado el mes importante del mundo después de el de El Cairo.
¡Ah¡ y un consejo; si reserva por internet día y hora para entrar en la catedral, lo que es totalmente recomendable, al final del proceso de seguridad elija la parte izquierda de la cola. Me lo agradecerá.