Oigo a la portavoz de nuestro gobierno democrático de la coalición sanchista-comunista decir que la oposición, en concreto el Partido Popular, aprovecha la pandemia para oponerse al Gobierno en lugar de apoyarle, como debería ser. Quizás sea un reflejo totalitario de los hijos de Ceausescu, cuando en el paraíso del proletariado,  se repetía que los medios informativos debían poner en práctica la política del partido y del Estado.

Dada mi provecta edad, estoy en las diez de últimas, como decía el Coronel médico Ortega Montealegre del Ejército del Aire,  muy jugador de tresillo y de tute. Al final de su década y de otra de añadidura, mi tío abuelo Angel murió a los ciento dos años, homenajeado por las autoridades mallorquinas, en idioma vernáculo, él que era de Brihuega, en plena Alcarria.

Entre los males del aquel momento se imponía la hipertensión autonómica; ahora tenemos otras plagas cada vez peores, y con derivadas de toda índole. A río revuelto…

La prensa conservadora de ayer escribía que cada día la situación política, social y económica de España es peor. 

Oigo a la portavoz de nuestro gobierno democrático de la coalición sanchista-comunista decir que la oposición, en concreto el Partido Popular aprovecha la pandemia para oponerse al Gobierno, en lugar de apoyarle, como debería ser. Quizás sea un reflejo totalitario de los hijos de Ceausescu, cuando en el paraíso del proletariado,  se repetía que los medios informativos debían poner en práctica la política del partido y del Estado.

Otra deriva es la mordaza para no criticar, más que la mascarilla obligatoria. 

Lo más grave es la indefinición de facto con el sector del turismo, que causará, si no se aclara pronto, un daño incalculable a la economía nacional. Tumbar la reforma laboral es otro contagio irrecuperable, en la línea programática de la marcha hacia la república comunista cuyo primer paso es la destrucción del capitalismo.

Ya vemos multiplicarse a los nuevos pobres en  las colas del hambre, cada más largas y plurales.

Me llaman la atención unas nuevas pastillas recién recetadas para mis dolencias, en cuyo prospecto –siempre los leo- se afirma que este medicamento puede ser menos efectivo en pacientes de raza negra.

Pongo en duda que unos laboratorios de Barcelona sean racistas, pero  me temo que entre los efectos colaterales del COVID 19 esté la discriminación. Entre los extremismos de derecha y la izquierda radical –los extremeños se tocan, como decía Muñoz Seca- se ha abierto la puerta al apartheid. Con profundo dolor he vivido el desprecio y el odio racial en Namibia, en Sudáfrica, en Palestina, en Israel… y en Cataluña.

He oído decir también que los negros huelen; mi respuesta es igual que los blancos cuando no se lavan, o no pueden lavarse, con agua y jabón.

Ciudadanos de origen africano en el carnaval de Cayena (Guayana Francesa)

Entre los muchos defectos de los españoles no está el de despreciar a los hombres y mujeres de otras razas. Paséense por casi todo el continente americano, norte y sur, para ver cómo nos hemos acercado. Tuve un querido colega de la India, que había hecho un puesto en el Perú; siempre me decía que admiraba al mundo hispánico, pues los conquistadores españoles no hicieron ascos al mestizaje, mientras en su tierra durante el imperio británico los ingleses preferían el culo de sus amigos a los coños de las hindúes.

Ahora en España con las proclamas de expulsión de emigrantes, la trata de personas, el fomento de la eutanasia, las violencias antifascistas, el desprecio del marginado, la no tolerancia al diferente y el bloqueo de fronteras no será fácil alcanzar una normalidad, no nueva -¡qué estúpida paradoja!- ni siquiera como la cotidiana de los países de nuestro entorno. 

Confiemos en los científicos de verdad, en los investigadores reales y en los auténticos profesionales. Hagamos caso omiso de charlatanes, mentirosos y vendedores de bálsamos de Fierabrás. Colaboremos con nuestros verdaderos amigos y saldremos del hoyo, mejor con vacuna. Sigamos agradeciendo los esfuerzos, no golpeemos cacerolas, manifestemos en libertad, paz y orden nuestras opiniones y salud, paz y bien para todos.

Concluyo invocando la protección de Adolfo Suarez, que está en el Olimpo de los gobernantes, para que resucite la necesaria transición a un gobierno del Reino de España europeo, atlantista, cumplidor de nuestra vigente Constitución, la más duradera de nuestra historia, a la que dieron vida aquellos padres de la Patria.  Nuestro futuro  será luminoso. Y el esforzado Rey Felipe VI, que Dios guarde, se hará acreedor del calificativo de prudente como el segundo de su nombre. Laus Deo.

Antonio ORTIZ GARCIA. Embajador de España

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Acerca de Antonio Ortiz García

Antonio Ortiz García es Embajador de España. Tras diez años de docencia en la Complutense, sirvió a España como diplomático en Iberoamérica, Europa y África y en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Ha ocupado entre otros puestos los de cónsul en Metz, Berlín y Toulouse y embajador en Ghana y Togo, Rumanía, Organismos Internacionales en Viena y Hungría. Es Doctor Honoris causa por la Universidad de Craiova (Rumanía).