MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA

Los mandamientos de la Iglesia están dirigidos únicamente a los cristianos, como una ayuda concreta, aunque sea de institución humana, para vivir los requerimientos del Evangelio. Las directrices generales que en materia moral imparte constituyen una orientación también para los no cristianos, en cuanto manifiestan y proponen los mandatos de la ley moral natural, que obligan a todos.

            Llamamos mandamientos de la Santa Madre Iglesia, no a las directrices generales que en materia moral imparte  aquella, en cuanto es autorizada intérprete de la ley de Dios. Esas directrices constituyen una orientación también para los no cristianos, en cuanto manifiestan y proponen los mandatos de la ley moral natural, que obligan a todos los hombres.

En cambio los mandamientos de la Iglesia están dirigidos únicamente a los cristianos, como una ayuda concreta, aunque sea de institución humana, para vivir los requerimientos del Evangelio: “se sitúan en la línea de una vida moral referida a la vida litúrgica y que se alimenta de ella. El carácter obligatorio de estas leyes positivas promulgadas por la autoridad eclesiástica tiene por fin garantizar a los fieles el mínimo indispensable en el espíritu de oración  y en el esfuerzo moral, en el crecimiento del amor de Dios y del prójimo. Los mandamientos más generales de la Santa Madre Iglesia son cinco” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2041).

¿Por qué la Iglesia se pone a dar mandamientos? Porque puede y debe hacerlo. Puede hacerlo en virtud de la autoridad conferida por su divino fundador Jesucristo. Y debe hacerlo para cumplir su misión de encaminar a los hombres hacia Dios.

El contenido de estos mandamientos viene señalado por la legislación general de la Iglesia, y concretamente por el Código de Derecho Canónico.

El primer mandamiento (escuchar Misa entera los domingos y fiestas de precepto) está encaminado a que los cristianos participen en el Sacrificio redentor de Jesucristo y reciban sus abundantes gracias, al menos con una cierta frecuencia.

El segundo mandamiento (confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de muerte, y si se ha de comulgar) se dirige a fomentar la conversión y reconciliación con Dios, mediante el perdón de los pecados y la recuperación de la gracia divina.

El tercer mandamiento (comulgar por Pascua de Resurrección) garantiza un mínimo en la recepción del alimento espiritual de la vida cristiana.

El cuarto mandamiento (ayunar y abstenerse de comer carne  cuando lo manda la Santa Madre Iglesia) fomenta la penitencia, para favorecer el dominio de nuestros gustos y la libertad del corazón. Todos los viernes del año son en nuestro país días de abstinencia, conmutable por otra práctica cualquiera de oración o de sacrificio; salvo el miércoles de ceniza y el viernes santo, en los que obliga el ayuno y la abstinencia no es conmutable.

El quinto mandamiento (ayudar a la Iglesia en sus necesidades), señala la obligación de participar en la solución de las necesidades de la Iglesia –también en las económicas-, cada uno en la medida de sus posibilidades.

Altar dedicado a San Juan Bosco (Turín)

Junto al cumplimiento de estos deberes se precisa el testimonio de una vida cristiana. Si la vida de un cristiano no es honesta y coherente con el Evangelio, constituye claramente un antitestimonio. “Los cristianos, por ser miembros del Cuerpo, cuya Cabeza es Cristo (cf Efesios 1, 22), contribuyen a la edificación de la Iglesia mediante la constancia de sus convicciones y de sus costumbres. La Iglesia aumenta, crece y se desarrolla por la santidad de sus fieles” (Catecismo…, n. 2045).

No es suficiente con el cumplimiento de los cinco (principales) mandamientos de la Iglesia. Es preciso presentar una conducta de fe vivida y de amor a Dios y al prójimo, con obras. “Llevando una vida según Cristo, los cristianos apresuran la venida del Reino de Dios, «Reino de justicia, de verdad y de paz» (MISAL ROMANO, Prefacio de Jesucristo Rey). Esto no significa que abandonen sus tareas terrenas, sino que, fieles a su Maestro, las cumplan con rectitud, paciencia y amor” (Catecismo…, n. 2046).

Rafael María de Balbín (rbalbin19@gmal.com)

EL MISTERIO DEL ESCALAFÓN MUTILADO

Aunque lo parezca, no es una novelita policiaca, ni un cuento de intriga. Pero si hay que hacer una averiguación sobre una situación un tanto misteriosa.

Para los visitantes de nuestra ventana al mundo, a quienes imagino numerosos y plurales, convendría una mínima referencia al escalafón; y en esta circunstancia me refiero al de la Carrera Diplomática. Los diplomáticos españoles son un pequeño colectivo; los profesionales en activo no superan el millar, número reducidísimo para el amplio despliegue de España en el planeta. Los hay de todos los sexos, colores y plumajes; tampoco siempre bien avenidos, pues la ocasional acusación de corporativismo es falsa. No creo que en comparación con grandes y medianas potencias seamos muy diferentes. 

La lista de los diplomáticos el llamado escalafón, según el  DRAE es la lista de los individuos de una corporación, clasificados según su grado, antigüedad, méritos, etc. Mi provecta edad obtendrá de la benevolencia de los lectores tolerancia con la falsa modestia de una “auto-cita”.  En un libro aparecido en 2013 en la colección La valija Diplomática y con el titulo Las papeleras del Reino hice ya sesudas y jocosas consideraciones sobre tan preciado documento  (páginas 53 y siguientes); reitero aquí que es apreciado, coleccionado y consultado. El último publicado es de primero de junio de 2017, desde entonces no había aparecido ninguno y ahora se distribuye en la red  uno recién confeccionado. Debe ser el primero de nuestro actual gobierno de coalición sanchista-comunista. 

Observo como muchos otros compañeros y amigos que le falta la última parte, donde en años anteriores se relacionaba el personal diplomático jubilado con su categoría, en el caso de los Embajadores de España de carácter vitalicio. Esta mutilación disgusta y preocupa. Para muchos es prueba de su supervivencia, pues los que no aparecen han pasado a un destino eterno. R.I.P. Para otros, todavía aquí, es recuerdo de un pasado a veces mejor. 

En la historia de la humanidad hay múltiples antecedentes de similares supresiones. Con la que está cayendo, quizás sea un asunto baladí para la ciudadanía, pero si lo creo trascendente para un colectivo que ha desempeñado el papel de contar España al mundo y que afecta a su honra, que “es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios”, en decir de nuestro gran clásico. 

Los asirios y mesopotámicos amañaban sus tablillas cuneiformes de arcilla, lo que resultaba fácil. Las leyes de la ciudad estado de Lagash, en los albores de la escritura,  eran cilindros y conos arcillosos que desaparecían sin dificultad mayor.

Nefertiti, esposa de Akenaton (Museo Egipcio de Berlín)

En el Egipto de los faraones algunos solían borrar –y estaban esculpidos en piedras, algunas duras- el cartucho con el nombre en jeroglífico de un antecesor castigado, como pasó con Akenatón por proclamar un único dios, olvidando a las variadas divinidades que perviven hoy en monumentos y papiros. En su caso,  se arrasó además la nueva ciudad de Tell El Amarna. 

En el mundo de la Grecia clásica, en Efeso se incendió voluntariamente por guerras religiosas una de las maravillas del mundo, el templo de Artemisa, cuyo recuerdo había sido proscrito.

La damnatio memoriae, calificativo que empezó a utilizarse en el Renacimiento, era practicada en el Imperio Romano.  Caracalla, gran tirano, asesinó a su hermano Geta y mandó borrar todos los retratos de la familia de Septimio Severo  y de su esposa Julia.  

Al comienzo del Cristianismo, el Papa Esteban VI arrojó al Tíber el cadáver de Formoso, su antecesor, a quien desenterró para hacer desaparecer su memoria de entre los vivos.

El rio Tíber, tumba definitiva del Papa Formoso

En el palacio de los Dogos de Venecia, la sala del mayor consejo fue despojada de algún retrato para no recordar a un Dux, a quien su sucesor había considerado indigno.

Más cerca, en la Unión Soviética se borraron nombres, fotografías y menciones de los proscritos, aun antes de ser físicamente suprimidos, como Trotsky y otros camaradas condenados.

Los dirigentes que no son capaces de asumir su propia historia crean ministerios de la verdad para ir reescribiendo los sucedidos de épocas anteriores. George Orwell nos lo cuenta en su utopía 1984; en la mítica potencia totalitaria Oceanía, los enemigos desparecen vaporizados de todo registro y periódico. 

Jerarcas de la URSS presididos por Andrei Gromyko reciben a los reyes D Juan Carlos y Dª Sofia en su visita a la Unión Soviética

No solo en la literatura. En la Argentina post-peronista fue prohibida la mención del general: Perón que grande sos…

Cabría mencionar la revolución cultural china de Mao, la lista negra de Hollywood y muchos más ejemplos. 

Aquí mismo, en España la Ley 52/2007 de 25 de diciembre de memoria histórica dispone en su artículo 15.1: “Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura”.

Ya antes, el Gobierno del Partido Socialista Obrero español, tras las elecciones de la primavera de 1982, decretó una purga de diplomáticos veteranos rebajando la edad de jubilación de los 70 a los 65 años, quizás para eliminar, no al estilo soviético, sino por destierro administrativo.

En Egipto, ya con su vieja tradición, desaparecieron los nombres de Hosni Mubarak y su esposa Suzanne tras la Revolución de 2011; sus nombres fueron eliminados de calles, parques, edificios y otros lugares públicos. 

¿Cuál es ahora el misterioso motivo de nuestra damnatio memoriae?. ¿Será un adelanto de la puesta en práctica de la futura ley de eutanasia?  ¿Querrán reducir la bolsa de las pensiones o los gastos de la seguridad social? 

Muchos estamos en tiempo de descuento sin ayuda del covid. En la ola de supresiones, desde la libertad de educación hasta el uso del español, nuestro idioma universal, no cambia demasiado la eliminación de la memoria de unos ancianos embajadores de España y viejos funcionarios, que tuvimos a gala y honor servir al Reino.

El Arcángel san Gabriel y la Anunciación de la Virgen (Capilla de Areneros, Madrid)

Pidamos a la divinidad y a nuestro Santo Patrón el Arcángel San Gabriel  que se disipen estas nubes y reaparezca un escalafón como toda la vida… (de nuestra Carrera). Quiero además ser optimista y pensar que el muñón del último escalafón no tiene más misterio que un olvido de una administración en la línea de ineficacia y errores de los últimos tiempos.  ¡Que este virus informático no sea anuncio de peores cánceres!.

Salud, paz y bien para todos.

Antonio Ortiz García Embajador de España

IGUALES…Y DIFERENTES

“La igual dignidad de las personas exige  que se llegue a una situación de vida más humana y más justa. Pues las excesivas desigualdades económicas y sociales entre los miembros  o los pueblos de una única familia humana resultan escandalosas y se oponen a la justicia social, a la equidad, a la dignidad de la persona humana  y también a la paz social e internacional” (Const. Gaudium et spes, n. 29).

Entrega de llaves de la escuela de Paso Bajito (Rep. Dominicana) construida con ayuda pueblo de fondos de cooperación del Ayuntamiento de Madrid

La promoción de la justicia social tiene como base necesaria la dignidad trascendente del hombre. Toda la sociedad está ordenada  al bien de la persona humana. La defensa y la promoción de la dignidad humana “nos han sido confiadas por el Creador, y de   las que son rigurosa y responsablemente deudores los hombres y mujeres en cada coyuntura de la historia” (S. JUAN PABLO II. Enc. Sollicitudo rei socialis, n. 47).       

            La persona humana nunca es un simple medio para los demás, sino que tiene una dignidad y una relevancia propias. El Concilio Vaticano II enuncia el siguiente principio: “Que cada uno, sin ninguna excepción, debe considerar al prójimo como «otro yo»,  cuidando, en primer lugar, de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente” (Const. Gaudium et spes, n. 27).

Para lograr esto no bastan las leyes humanas, por mucha perfección que tengan, sino que se requiere una disposición personal de apertura, de solidaridad con el prójimo. El egoísmo, la soberbia, la avaricia, los recelos sólo se disipan con la caridad, que hace considerar a los demás como hermanos. Este deber de servicio efectivo a los demás se hace más urgente cuanta mayor sea la necesidad a que el otro está sometido. Cristo se coloca en el lugar de los más necesitados: “Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mateo 25, 40).

El amor al prójimo no reconoce fronteras. “Este mismo deber se extiende a los que  piensan y actúan diversamente de nosotros. La enseñanza de Cristo exige incluso el perdón de las ofensas. Extiende el mandamiento del amor que es el de la nueva ley a todos los enemigos (cf. Mateo 5, 43-44). La liberación en el espíritu del Evangelio es incompatible con el odio  al enemigo en cuanto persona, pero no con el odio al mal que hace en cuanto enemigo” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1933).

Santiago de los caballeros (República Dominicana)

Existe una radical igualdad  entre todos los hombres, creados a imagen de Dios, con  un alma racional e inmortal, con una misma naturaleza y origen, redimidos por Jesucristo, llamados a participar en la eterna bienaventuranza. “Hay que superar y eliminar, como contraria al plan de Dios, toda forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, ya sea social o cultural, por motivos de sexo, raza, color, condición social, raza o religión” (Const. Gaudium et spes, n. 29). Cuando el hombre nace, y de ahí en adelante, necesita siempre de la ayuda de los demás, para desarrollar su vida corporal y espiritual.

A la vez es preciso señalar que existen desigualdades evidentes entre los hombres, en edad, capacidad física, aptitudes intelectuales o morales, circunstancias de fortuna. Como señala la parábola de los talentos, éstos no están distribuidos por igual. “Estas diferencias pertenecen al plan de Dios, que quiere que cada uno reciba de otro aquello que necesita, y que quienes disponen de «talentos» particulares comuniquen sus beneficios a los que los necesiten. Las diferencias alientan y con frecuencia obligan a las personas a la magnanimidad, a la benevolencia y a la comunicación. Incitan a las culturas a enriquecerse unas a otras” (Catecismo…, n. 1937).

Sin embargo no todas las diferencias son aceptables. “Existen desigualdades escandalosas que afectan a millones de hombres y mujeres. Están en abierta contradicción con el Evangelio” (Ibidem, n. 1938). “La igual dignidad de las personas exige  que se llegue a una situación de vida más humana y más justa. Pues las excesivas desigualdades económicas y sociales entre los miembros  o los pueblos de una única familia humana resultan escandalosas y se oponen a la justicia social, a la equidad, a la dignidad de la persona humana  y también a la paz social e internacional” (Const. Gaudium et spes, n. 29).

Madrid cooperando al desarrollo de El Hatillo (2005)

La solidaridad, que también puede llamarse amistad o caridad social, se apoya  en la igualdad que hay entre todos los hombres, y se ejercita con motivo de las diferencias. Se manifiesta en la distribución de los bienes materiales, en la remuneración del trabajo, en la solución negociada de los conflictos. “La virtud de la solidaridad va más allá de los bienes materiales. Difundiendo los bienes espirituales de la fe, la Iglesia ha favorecido a la vez el desarrollo de los bienes temporales, al cual con frecuencia ha abierto vías nuevas. Así se han verificado las palabras del Señor: «Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura»” (Catecismo…, n. 1942).

Rafael María de Balbín (rbalbin19@gmail.com)

LAS CONSECUENCIAS DE UNA AMBICIÓN SIN LÍMITES

El sistema democrático que mayoritariamente nos dimos en la reconciliación, que otros llaman transición, es “tan bueno, tan bueno” -tan bondadoso-que permite que se traicione al país desde dentro, es decir desde las propias instituciones del Estado. 

Según parece, por las noticias que recogen los medios de comunicación, de la mano de este Gobierno estamos a punto de cometer un nuevo disparate descomunal y de consecuencias incalculables.

El sistema democrático que mayoritariamente nos dimos en la reconciliación, que otros llaman transición, es “tan bueno, tan bueno” -tan bondadoso-que permite que se traicione al país desde dentro, es decir desde las propias instituciones del Estado. Seguramente esto se nos venderá como ejemplo de lo garantista que es el sistema. Separatistas y exterroristas van a imponer que un presidente, cuya ambición de poder y vanidad parecen no conocer límites, acompañado o en connivencia con un “vice”, al que no se le conoce públicamente ninguna concreta realización en bien de la sociedad pero si un nivel de vida muy por encima del que tiene media España,-a lo que yo no tendría objeción que poner si no fuera porque ambos están pagados con mis impuestos y los de usted-, se proponen, al parecer, destrozar esta nación pluricentenaria.

Y el resto de lo que se llama la “clase política” ¿asiste a esta fechoría sin que se le mueva el flequillo?

¿Cui prodest?

“Cui prodest” ¿ A quien beneficia? Desde luego a la nación española, es decir a usted y a mi, NO. Pero como estamos llenos de complejos nos han hecho creer que hablar de nación es ya de un ultra intolerable. Y eso lo hacen arribistas de escándalo revestidos con el hábito de la religión marxista cuyos resultados de la mano de los regímenes que la practicaron fueron, por cierto, junto con el sistema nazista, lo mas asesino que ha conocido probablemente la Historia Universal. Una auténtica tomadura de pelo que sería hasta cómica si no fuese trágica.

El Lazarillo de Tormes y toda la literatura de la picaresca española son un conjunto de chistes malos comparados con esta “obra de arte” aunque solo sea por su dimensión nacional.

Nada nuevo en la historia. Nos proporcionan pan y circo y todos tan felices. Lo malo es que el pan para mucha gente va escaseando y cuando uno ve que sus hijos carecen de lo mas vital hay pocas fronteras que se le resistan, en el sistema o fuera de él.

Se sacan de la chistera, a modo de señuelo y como siempre sin reparar en consecuencias, una ley de educación proponiendo que a nuestros hijos, a mis nietos, nos los eduque un gobierno plagado de adictos a ideologías mediocres, verdaderas “autoridades en el tema”, que saben lo que necesitamos mucho mejor que nosotros. Eso si, usted y yo los criamos pagamos todos los gastos, los cuidamos con auténtico desvelo y ahora una dependienta de supermercado -honorabilísima profesión por cierto-, un profesional que ha copiado y mal su tesis doctoral, un profesor con poco mas que mala intención y una señora de Neguri, nos van a imponer donde y como nos los van a educar.

No cuela

No cuela, miembros del gobierno. Ustedes están viviendo de nuestro sudor y para seguir en las poltronas pactan con nuestros enemigos, los de España, confiando en que el resto de los políticos que, naturalmente viven de lo mismo, no levanten demasiado la voz y con el pretexto de no vulnerar las reglas de juego, “traguen” mansamente por todo.

Aun es mas miserable el intento al que asistimos de que se utilicen el Covid- 19 como cobertura para soslayar sin escrupulosos controles, mintiendo cada vez que se sienten amenazados por la verdad y presienten que sus sillones pueden desaparecer.

Ignoro si van o no a alcanzar su miserable objetivo, pero ¿De verdad vale la pena tanta ceguera humana por un sillón presidencial o ministerial?

Este mes de noviembre está especialmente indicado para pensar, apoyados en Jorge Manrique, en “cuan presto se va el placer como después de acordado da dolor”. Nada nuevo bajo el sol.

QUERIDOS COMPAÑEROS, «DE SENECTUTE PRO SENECTUTE»

Ahora que el conducator y caudillo de la nueva normalidad o régimen de los milagros –ha salvado ya hasta casi medio millón de ciudadanos-  y espera incrementar el número de salida de ancianos, conviene romper alguna lanza a favor de la tercera edad. 

No quisiera plantear el dilema de muchos alemanes entre salvar a los antiguos o superar el covid 19. Pero, mientras la canciller Angela Merkel esté en el poder -y no piensa retirarse hasta otoño del año próximo- no se sacrificará con el aislamiento de los ancianos para que los jóvenes y más fuertes ante el coronavirus salven al país. En mi actual etapa vital, debo clamar DE SENECTUTE PRO SENECTUTE.

En el mundo greco-romano y en culturas clásicas se inventó el senado, y en las tradicionales como la africana los veteranos no somos un estorbo. Incluso en nuestra áspera España, muchos abuelos sirven de sostén y ayuda a las familias y recuerdo haber oído en mi infancia el elogio de la experiencia: del viejo, el consejo. Espero sobrevivir a la pandemia y a la ley de eutanasia. 

Embajada española en Ghana

Leo comentarios y reflexiones de compañeros de muy variado pelaje incluyendo muchos jubilados, bastantes octogenarios e incluso algún nonagenario. En mi profesión de toda mi vida, sin cambiar, pues yo modestamente he sido y soy sólo diplomático español, he conocido de todo: muchos juristas, bastantes economistas, arquitectos, médicos, ingenieros, filósofos, historiadores, escritores, compositores, músicos, políticos, deportistas y un largo etcétera. Naturalmente me refiero a los profesionales que figuran en el escalafón. 

Algún afortunado ha conseguido lo que fue mi aspiración inalcanzada; cambiar de profesión y convertirse en triunfante abogado, funcionario internacional, banquero, catedrático, académico, parlamentario, gobernante o empresario. 

No incluyo en esta lista a los cuneros, desde la anterior dictadura hasta las turbulencias actuales, desde falangistas hasta aparachiks, sin olvidar alcaldes, catedráticos, aristócratas o profesionales de la escalera. Aunque no todo es trigo limpio,  a pesar de todo, en general son peores los no profesionales, como le dije a Felipe González en Bucarest en los años noventa.

Vajilla de las embajadas de España

Melitón se refiere a la edad provecta que felizmente alcanzó y espera superar, aunque tiene sus dudas, pues dice con acierto que estamos ahora gobernados por politicastros que ignoran el significado y la grandeza del bien común frente a una oposición dividida y no siempre coherente ni eficaz. 

Chencho no discrimina y dice haber consumido en sus destinos más de trescientas cajas de de cava catalán, sin querer darles un euro a los franceses mientras que Cataluña sea España, ha enviado desde el extranjero a familiares, políticos y amigos a que visiten Cataluña, sin distinguirla de Asturias, Canarias o Andalucía que es su tierra, tengo ahorros en un banco catalán, etc, etc.. 

Entre los diplomáticos españoles, y si yo fuera políticamente correcto –que no quiero serlo- diría y las diplomáticas, los de todos los colores y pelajes. Para mí, todos son iguales, pues creo en el artículo 14 de nuestra querida y respetada Constitución (muchos todavía lo sentimos y así lo hacemos:, iguales ante la ley…sin discriminación alguna por razón de raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Acabo de escuchar a mi tocayo, compañero y amigo Oyarzabal en una nube. Ahora en medio de la peste roja hay que hacer así las cosas. Hablaba de sus recuerdos en la Fundación Ramón Areces, a la que todos contribuimos comprando calcetines y en mi caso calzoncillos, y que además está dirigida brillantemente por otro amigo a quien conozco desde chico y a cuya boda asistí en París: Raimundo (ya no le llamamos Gogo) Pérez-Hernández. 

Antonio presentaba un nuevo libro –del que luego no dijeron nada, ni lo comentaron. Ya se lo preguntaré. Pero lo importante es que habló bien de nuestra profesión, de la Carrera Diplomática y reivindicó su actualidad, conveniencia e incluso necesidad. Para un modesto funcionario que no ha hecho otra cosa destacada en su vida, aunque lo realmente importante en mi caso ha sido procrear cuatro hijos –Dios les dé salud-  oir afirmaciones positivas de una profesión criticada, vilipendiada e incluso despreciada es como un bálsamo en la vejez, un reconstituyente del espíritu.

Amigos que en lejanas latitudes

representáis de España las virtudes

He tratado centenares de diplomáticos profesionales de muchos países, incluyendo nuestra querida España y en general he encontrado –con las inevitables excepciones- servidores honrados y fervorosos de su país. Quizás haya tenido con algunos de los míos –los españoles- alguna diferencia de opinión. Pero hasta mi defunción administrativa solo los recuerdo como leales servidores del Reino, honrados funcionarios y amistosos compañeros. No conozco demasiados jóvenes, pero he visto vocación, amor y afición por este complicado oficio. También guardo recuerdos positivos de aquellos que marcharon y veo hoy en las últimas páginas del ABC,…  pero a estas alturas y en las diez de últimas solo puedo y quiero decir

Paz, bien y salud, queridos compañeros.

Antonio ORTIZ GARCIA

Embajador de España