MALTA; UN PEQUEÑO GRAN PAÍS ANCLADO EN EL MEDITERRÁNEO

La hospitalidad de los malteses se demostró una vez más acogiendo en su preciosa isla al Sexto Foro de Turismo Mediterráneo.

Nuria Alberti Ausejo

La isla de Malta que hace más de dos mil años acogió a uno de los “turistas” más famoso de la historia del Mediterráneo, ha acogido recientemente el sexto Foro de Turismo del Mediterráneo convocado por la “The Mediterranean Tourism Foundation” (MFT). Una delegación perteneciente a países del Mediterráneo de Fijet Word(Asociación Internacional de Periodistas y Escritores de Turismo) se dio cita en la histórica isla para participar en este cada vez más relevante evento para el sector turístico del área Mediterránea. 

“The Mediterranean Tourism Foundation” es una organización internacional independiente cuyo objetivo es promover la cooperación pública y privada en ese sector, así como potenciar el turismo sostenible en los países del Mediterráneo, colaborando a transformar la región en un área de paz, cooperación y prosperidad a través de la colaboración regional, proyectos e iniciativas comerciales. “The Mediterranean Tourism Foundation”  (MFT) se creó en el año 2013 por iniciativa del MHRA (Malta Hotels and Restaurants Association) y desde entonces se ha convertido en un centro de encuentro regional de carácter y cultura de países del Mediterráneo. 

La Fundación organiza anualmente el Foro de Turismo del Mediterráneo, encuentro que reúne a líderes de la sociedad, representantes del Gobiernos, ejecutivos, líderes internacionales, organizaciones no gubernamentales de turismo con el objetivo común de definir prioridades, dar forma a la cooperación y promover la paz. 

Bajo el lema “Mediterranean Stars” (Sustainable Tourism Actions and Renewal Strategies) se celebró el 15 de febrero el 6 Foro en el Hotel Intercontinental de St. Julian’s, con la participación de más de mil personas pertenecientes a 36 países. 

La noche anterior –haciendo gala de la histórica benevolencia de los malteses-  los asistentes tuvimos el honor de ser recibidos y agasajados con un cóctel de bienvenida en el San Antón Palace por la Presidenta de Malta y Patrona de la Fundación, Dña. Marie-Louise Coleiro Preca.





Desde aquí comparto la contundente reflexión de Marie-Louise Coleiro Preca “Realmente creo que la industria del turismo es un contribuyente influyente para crear y mantener la paz mundial”.

La introducción al Foro corrió a cargo de Andrew Agius Muscat, Secretario General de la Fundación, quien cedió la palabra a Dña. Marie-Louise Coleiro Preca. “Estoy orgullosa de que Malta esté en el corazón de los esfuerzos tan importantes para promover estrategias para el turismo que prioricen la sostenibilidad”, recalcó en relación a la temática del Foro que prosiguió con la participación de auténticas estrellas del mundo empresarial, cultural y social. 

Destacaron los paneles de discusión, entrevistas y conferencias así  como el Maestro Bruno Santori en la Gala Concierto y entrega de premios ofrecida en el Mediterranean Conference Centre en La Valeta. La ceremonia culminó con la entrega del premio “Great Sea Award” a nuestros compañeros de ATURJET(Fijet Turquía), a manos de su Presidente Delal Atamdede, por su contribución a la promoción turística de Turquía, que consiguió dos años consecutivos el premio “Golden Apple” instituido por FIJET Interncional. 

Como no podíamos abandonar Malta sin conocer este pequeño país en dimensiones pero gran país cargado de historia, la Oficina de Turismo de Malta organizó para los miembros de FIJET una excursión a La Valeta y Mdina, en la que tuvimos la oportunidad de conocer más directamente el atractivo de la isla que, con Ibiza, es la única isla del Mediterráneo  que conserva intactas sus murallas de defensa. Pero Malta es más que un atractivo turístico. Visitando la isla pudimos recordar la historia de ese famoso viajero que fue san Pablo que, camino de Roma naufragó el barco que le llevaba salvándose todo el pasaje y tripulación en una playa de Malta. La descripción del viaje escrita por San Juan en los “Hechos de los Apóstoles” es digna de un maestro del lenguaje marinero. Señala el cronista que llegados a la playa, los malteses “nos mostraron singular humanidad; encendieron fuego y nos invitaron a todos a acercarnos a el, pues llovía y hacía frio”. Esperando a otro barco que los llevara a Roma san Pablo curó a enfermos, entre otros al padre de Publio, un principal de la isla que les acogió amistosamente. No se en que momento de la historia se le nombró, pero hoy Malta venera como patrono al “Apóstol de los Gentiles”.



		

ASTURIAS CORAZÓN DE ESPAÑA, EN FITUR 2019

Por tercer año consecutivo Asturias supera los dos millones de visitantes

Mis amigos asturianos suelen bromear con los suyos foráneos  citando el dicho conocido “ Asturias es España y lo demás tierra conquistada a los moros” claro que esta afirmación hecha mientras se saborean unos percebes y unas botellas de sidra de Villaviciosa, no suele resultar nada ofensiva ni hiriente para los contertulios dotados de un mínimo de inteligencia y sentido del humor.

El viernes 25 de enero se celebró el día de Asturias en Fitur 2019 y a esa jornada asistió, pese a los taxistas, el presidente de la Comunidad Javier Fernández que conversó animadamente con todo el quiso acercarse a él. Resulta siempre cercano y familiar lo que es de muy de agradecer. En una breve intervención recordó al desaparecido Vicente Álvarez Areces y ponderó su dedicación al fomento del turismo en su Comunidad que , aseguró, fue característica de su mandato.

El presidente de Asturias D Javier Fernandez en el stand de FITUR 2019

Citó cifras muy significativas: ”Por tercer ejercicio consecutivo Asturias ha vuelto a superar los dos millones de visitantes y los cinco millones de pernoctaciones. Por lo  que se refiere al mercado internacional,  que afirmó ser una de nuestras prioridades, el crecimiento ha sido el pasado año, del 6,7% contando solo hasta noviembre. Todo ello hace que el turismo aporte al Valor Añadido Bruto algo más del 10% y al empleo el 11%.”.

Si mis lectores han prestado un poco de atención al himno de esa tierra se habrán dado cuenta de lo inocente que resulta, ni reivindicaciones ni críticas .

“Asturias patria querida Asturias de mis amores quien estuviera en Asturias en todas las ocasiones”.

Se ve que eso lo escribe un asturiano ausente que echa de menos la sidra y los centollos, no me extraña nada.

“ Tengo de subir al árbol tengo de coger la flor y dársela a mi morena que la ponga en el balcón” .

Si hay que subir al árbol para coger la flor se ve que no es de suelo ni de arbusto ni de nada que florezca al alcance de la mano. 

Ese párrafo plantea varios temas dignos de comentar:

.- La decisión del asturiano de afrontar las dificultades. Está dispuesto a subir al árbol, no dice por ejemplo “buscaré una escalera para subir al árbol a coger la flor” esta opción es poco épica para un himno, me parece a mi, o bien “hombre ¿no habrá alguna flor a ras del suelo o por lo menos al alcance de la mano sin tener que trepar al árbol?”. Cierto que no nos consta la altura del árbol pero siempre existe el riesgo de darse una costalada, sobre todo si hay que soltar una mano para coger la flor.

.- La morena se ve que tiene fijación con alguna flor de árbol, ni rosas , ni claveles, ni nardos ni nada normal. ¿ Será flor de un frutal? No sería extraño que se tratara de la flor del manzano precursora de la sidra. Sea como sea hay que reconocer lo singular de la predilección. Anda que no hay flores al alcance de la mano por toda Asturias. ¡¡¡ Pues nada, que a la morena le gusta la del árbol !!!

Pero es cierto que al asturiano ya se le están hinchando un poco las narices porque a continuación dice : “ Que la ponga en el balcón que la deje de poner tengo de subir al árbol y la flor he de coger”

La ciudad vista desde uno de los muelles del Puerto Deportivo de Gijón (Foto A.Alberti)

El espíritu deportivo o el gusto por el riesgo es lo decisivo, se ve que es superior al deseo de complacer a la moza, algo así como si viniera a decir:

“ Que haga lo que le de la gana con la dichosa flor pero voy a subir al árbol y se la bajo ¡¡¡por estas!!!” .

En todo el himno no aparece ni una palabra contra nadie, ni un rastro de amargura, ni palabras altisonantes, ni deseos de dominar nada. 

Vengan ustedes a Asturias, no voy a ponderar ni los monumentos ni la gastronomía, ni el paisaje, ni las playas, ya lo hacen otros mucho mejor que yo, pero créanme, todo junto incluido el nativo, dan un resultado que a mi me parece absolutamente confortable, vale la pena pasar unos días en este Paraíso Natural .

José Antonio Busto

DIYARBAKIR, LA LUZ DE TURQUÍA

Mi nombre en árabe, Nura, significa “luz”. En el día Mundial del Turismo viajo a Diyarbakir, “el París del Este”, como sus propios habitantes la denominan, aunque bien la podríamos describir como la ciudad turca de la Luz y apodarla “Nura”.

En la Anatolia turca, a apenas dos horas de vuelo de Estambul, a orillas del río Tigris, se erige esta imponente ciudad cargada de Historia e iluminada por una potente luz que asoma en todo su esplendor ya desde el amanecer.

Patrimonio de la Humanidad desde 2015, la Unesco reconoció el valor cultural y patrimonial de la ciudad, en su conjunto “Paisaje cultural de la fortaleza de Diyarbakır y jardines del Hevsel”. Diyarbakir, ciudad fortificada, consta con la segunda muralla más importante del mundo, por detrás de la muralla China. Construida durante el reinado de Constantino con el fin de protegerla de las invasiones, sus casi seis kilómetros de muralla de basalto negro, 82 torres de vigilancia y cuatro puertas de entrada, se muestra hoy prácticamente intacta.

Ciudad que en el limes romano llevó el nombre de Amida y que romanos, persas, bizantinos, árabes, turcomanos se la disputaron a lo largo de su agitada historia. Leer la descripción que hace Stephen Dando-Collins en su obra titulada “Las Legiones de Roma”, de la toma de Amida por los persas, es una buena introducción a los dramas históricos desarrollados en ese teatro vivo ahora denominado Diyarbakir.

Iniciamos la visita del centro histórico de Diyarbakir y sus monumentos religiosos a pie, adentrándonos en sus murallas, para pasear por sus calles estrechas, bulliciosas, llenas de vida. Hacemos una alto en  los caravanserrallos de Hasan Pasa Hani, hoy convertido en centro de  parada obligatoria para  tomar un té antes de visitar la Gran Mezquita, la Unlu Camessi, la más importante de las veintidós que existen en la ciudad y la más antigua de Anatolia, construida inicialmente como catedral cristiana  llamada “Santo Tomás”. Proseguimos el recorrido visitando La Mezquita de Beharampasa, construida por el Gobernador de Diyarbarkir en 1572.re

Alentada por seguir la costumbre, paso siete veces bajo las cuatro columnas del Minarete de los cuatro pies, lo que me garantiza buena suerte según una antigua tradición.

Fruto de la herencia y coexistencia de religiones que han dejado huella en edificaciones sagradas, las Iglesias también merecen una visita. La Iglesia Armenia de Santo Giragos, voz apagada que nos habla de limpiezas étnicas que, en su día, redujeron drásticamente las poblaciones cristianas de origen kurdo y armenio; o la Iglesia Ortodoxa Siriaca de Nuestra Señora que fue construida como templo pagano en el siglo I d.C. La construcción actual data del siglo III y ha sido restaurada en múltiples ocasiones.

Iniciamos el recorrido turístico a los monumentos civiles, comenzando por la visita a la mansión de Cemil Pasha, ejemplo de arquitectura tradicional con decoración de piedra caliza blanca y basalto negro, convertida hoy en Museo, forma parte de un proyecto liderado por la municipalidad, empresas públicas y privadas, de reconversión y restauración de edificios antiguos, con el fin de relanzar el comercio, la cultura y el turismo de la ciudad.

Diyarbakir es una ciudad de contrastes. Murallas adentro, mujeres vestidas con el traje tradicional nos saludan desde las puertas de sus casas con una sonrisa abierta y cálida mientras que los hombres cantan melancólicas melodías reflejo de historias pasadas.

Alrededor del centro histórico se ha desarrollado una ciudad moderna, de grandes y largas  avenidas repletas de centros de ocio, restaurantes, discotecas, bares, hoteles de cadenas internacionales, edificaciones de viviendas futuristas que acogen según la tradición a esposos, suegras, consuegras, hijos y hermanos.

Si me impresionó la belleza del centro histórico de Diyarbakir y el contraste con el desarrollo moderno de la ciudad, no menos impactante me resultó la visita al emplazamiento neolítico de Cayönu, de casi diez mil años de antigüedad cuyos restos de excavaciones permanecen en el Muso de Diyarbakir.

No en vano el esfuerzo de la Municipalidad de Diyarbakir por devolverle el esplendor y hacer de la ciudad un referente de destino turístico, fue premiado por la Federación Internacional de Periodistas y Escritores de Turistmo, Fijet, con su galardón “Pomme d’Or”, el premio Oscar de Fijet, en una ceremonia celebrada el 30 de septiembre en el Hotel Radisson de Diyarbakir. El Presidente de la Federación , D. Tjani Haddad,  remitió al gobernador de la ciudad, D. Hasan Basri Guzeloglu la Pomme d’Or en presencia de los responsables locales y regionales.

  1. Tijani Haddad alabó los proyectos realizados para promover el desarrollo de la ciudad y la promoción del sector turístico, el esfuerzo para la preservación del patrimonio cultural e histórico. Aprovechó para recalcar que la entrega de la Pomme d’Or es un reconocimiento al esfuerzo realizado para la consolidación del sector turístico que constituye el factor más importante para la promoción de la paz, la tolerancia y la convivencia entre los pueblos.

El gobernador de Diyarbakir agradeció al Presidente de Fijet  la entrega de este prestigioso premio, afirmando que el apoyo de Fijet permitirá a la ciudad desarrollar aún más su turismo y animar a los turistas a que acudan a descubrir su riqueza natural e histórica.

Viajar a Diyarbakir no es sólo visitar una interesante ciudad de Turquía, es como consultar la colección viva de silenciosas pero elocuentes huellas de la milenaria historia de una zona de Oriente Medio que ha sido cuna y testigo de contrapuestas civilizaciones. No es un viaje más, es una experiencia, ¡vívela!

 

LA ECONOMÍA Y EL ORDEN MORAL NO SE CONTRAPONEN

 

La doctrina social de la Iglesia habla insistentemente de la dimensión moral de la economía. Así Pío XI en la encíclica Quadragesimo: «Aun cuando la economía y la disciplina moral, cada cual en su ámbito, tienen principios propios, a pesar de ello es erróneo que el orden económico y el moral estén tan distanciados y ajenos entre sí, que bajo ningún aspecto dependa aquél de éste. Las leyes llamadas económicas, fundadas sobre la naturaleza de las cosas y en la índole del cuerpo y del alma humanos, establecen, desde luego, con toda certeza qué fines no y cuáles sí, y con qué medios, puede alcanzar la actividad humana dentro del orden económico; pero la razón también, apoyándose igualmente en la naturaleza de las cosas y del hombre, individual y socialmente considerado, demuestra claramente que a ese orden económico en su totalidad le ha sido prescrito un fin por Dios Creador. Una y la misma es, efectivamente, la ley moral que nos manda buscar, así como directamente en la totalidad de nuestras acciones nuestro fin supremo y último, así también en cada uno de los órdenes particulares esos fines que entendemos que la naturaleza o, mejor dicho, el autor de la naturaleza, Dios, ha fijado a cada orden de cosas factibles, y someterlos subordinadamente a aquél» (nn. 190-191).

La necesaria distinción entre moral y economía no comporta una separación entre los dos ámbitos, sino al contrario, una reciprocidad: «También en la vida económico–social deben respetarse y promoverse la dignidad de la persona humana, su entera vocación y el bien de toda la sociedad. Porque el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico–social» (CONCILIO VATICANO II, Const. past. Gaudium et spes, n. 63).

El fin de la economía no está en la economía misma, sino en su destinación humana y social (Cf. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, n. 2426). A la economía, en efecto, no corresponde la totalidad de la perfección del hombre y de la sociedad, sino una tarea parcial: la producción, la distribución y el consumo de bienes materiales y de servicios. Extralimitarse sería caer en el economicismo.

No sería aceptable un crecimiento económico obtenido con detrimento de los seres humanos, de grupos sociales y pueblos enteros, condenados a la indigencia y a la exclusión. La expansión de la riqueza requiere la solidaridad (Cf. S. JUAN PABLO II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, n. 40), y la eliminación de las «estructuras de pecado» fruto del egoísmo humano (idem, n.36).

El empeño para realizar realizar proyectos económico–sociales capaces de favorecer una sociedad más justa y un mundo más humano representa un desafío difícil, pero también un deber estimulante, para todos los agentes económicos y para quienes se dedican a las ciencias económicas (Cf. S. JUAN PABLO II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2000, nn. 15-16).

Objeto de la economía es la formación de la riqueza y su incremento progresivo, en términos no sólo cuantitativos, sino cualitativos. El desarrollo no debe reducirse a un simple proceso de acumulación de bienes y servicios. Al contrario, la pura acumulación, aun cuando fuese en pro del bien común, no es una condición suficiente para la realización de la auténtica felicidad humana. En este sentido, el Magisterio social pone en guardia contra el engaño que esconde un tipo de desarrollo sólo cuantitativo, ya que la «excesiva disponibilidad de toda clase de bienes materiales para algunas categorías sociales, fácilmente hace a los hombres esclavos de la “posesión” y del goce inmediato… Es la llamada civilización del “consumo” o consumismo…» (JUAN PABLO II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, n. 28).

En esta perspectiva está la valoración moral que hace la doctrina social: «Si por “capitalismo” se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios productivos, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta es ciertamente positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de “economía de empresa”, “economía de mercado” o simplemente de “economía libre”. Pero si por “capitalismo” se entiende un sistema en el cual la libertad, en el ámbito económico, no está encuadrada en un sólido contexto jurídico que la ponga al servicio de la libertad humana integral y la considere como una particular dimensión de la misma, cuyo centro es ético y religioso, entonces la respuesta es absolutamente negativa» ( JUAN PABLO II, Carta enc. Centesimus annus, n. 42).

Rafael María de Balbín

(rbalbin19@gmail.com)

 

FELIPE VI, SERBELLONI Y BELLAGIO, UN CURIOSO TRIÁNGULO

Cuando el rey Felipe VI incluyó a los Tercios en el desfile del 12 de octubre nos hizo recordar la grandeza del imperio español y su profunda implicación europea.

 

Fotos Paloma Ausejo

El Milanesado, casi un tercio del norte de la península Italiana, estuvo en poder de la corona española de 1.540 hasta 1.706 y en su momento fue estimado pieza clave del imperio español, por encima de las posesiones americanas. Los tercios españoles considerados en su época como prácticamente invencibles, tuvieron como misión mantener el corazón de Europa dentro de la corona española. Para ello tenían que acceder a Flandes desde la Península Ibérica y al no poder atravesar Francia, el camino estratégico pasaba desde Milán al norte europeo por los pasos de los Alpes. En alguna de sus modalidades el llamado “Camino Español” pasaba por las inmediaciones del lago Como, muy cercano a los cantones suizos por los que las tropas españolas tenían paso libre. Estas vías de acceso de alto nivel estratégico militar cruzan por lo que son ahora una de las regiones estratégicas para el de Turismo de alto nivel en Italia. El lago de Como en sus dos componentes que comenzando en las ciudades de Lecco y Como se unen hacia el norte formando una Y griega invertida, termina en la falda de las impresionantes y bellísimas montañas que separan, o unen según se mire, a Italia y Suiza. En la punta de la península formada por ambos ramales del lago está Bellagio, pequeña por su población estable pero grande por su capacidad para asumir un turismo en búsqueda de tranquilidad, arte y naturaleza en su estado más genuino. Desconozco la etimología del nombre pero sospecho que lo de Bella indica ya un modo de yacer al borde del lago cual si fuera una belleza salida de las aguas para ser admirada y por qué no, amada. Casi en la punta extrema de la península donde comienzan a unirse las aguas de los dos ramales se encuentra el hotel de la máxima categoría que lleva un nombre casi mítico en la Italia milanesa, el Gran Hotel Villa Serbelloni. Desde su piscina situada al borde de la aguas del lago las montañas alpinas aparecen a la luz de la tarde en todo su dorado esplendor. Por aquellos caminos por los que pasaron las legiones romanas y siglos después las tropas de los Tercios españoles, hoy se pueden hacer excursiones a caballo, en bicicleta o pertrechados con las botas de montaña en una pacífica caminata.

“Grande Gabrio” como se llamó a Gabriele Serbelloni, desenvolvió su febril actividad entre 1509 y 1580 y terminó su vida de aventuras militares y según algunos de comercio de armas, al servicio del rey Felipe II. En su profesión de condotiero había estado al frente de las tropas del Papa Pio IV, famoso por su apertura del concilio de Trento que comenzó la Reforma Católica. A la muerte del Papa, Gabrio pasó al servicio del rey de España. El soldado de fortuna hizo buen acopio de ella y no solo conquistó Maastrich para Felipe II al frente de los Tercios sino que previamente participó en la batalla de Lepanto, segunda barrera después de Poitier puesta por en Europa a las espadas mahometanas. Un antecesor y homónimo de Felipe VI, el Rey de El Escorial, nombró a Serbelloni virrey de Túnez quien una vez vuelto a Milán organizó la ayuda a la ciudad golpeada por la peste y de la que el gobernador había huido por miedo al contagio, demostrando así que no era únicamente un hombre de guerra.

Por aquella época ya comenzaban los nobles y grandes fortunas de Milán, Turín, Pavía y hasta Génova a construir impresionantes villas al borde del lago para descansar de sus ajetreadas aventuras y negocios. La gran mayoría se conservan hasta hoy como fantásticos ejemplos de la arquitectura italiana renacentista cargados, y a veces sobrecargados, de lujo y bellezas decorativas.

Las montañas que rodean al lago, alguna de ellas de 1600 metros de altura, no solo han contemplado el paso de los tercios españoles. Ya mucho antes por sus laderas cortadas casi a pico y por sus pasos angostos, vieron pasar a las legiones de Julio Cesar –(“ Gallia est omnis divisa in partes tres….”)- en su camino hacia la conquista de la Gallia.

Notables capítulos de la historia de Europa se evocan en el ambiente pacífico y tranquilo que invita al descanso, la contemplación y la reflexión. Esa sensación casi física la han debido sentir y difundir ilustres huéspedes del Serbelloni tales como los soberanos de varios países, incluida España o mandatarios democráticos como Franklin D Roosvelt o Winston Churchill y personalidades del mundo de la literatura, la música o las artes escénicas y cinematográficas. En su restaurante “El Mistral” galardonado con una estrella Michelin, el comensal se sentirá encantado de disfrutar de una excelente velada gastronómica y si es americano probablemente disfrutará de la proximidad de George Clooney, poseedor de una villa cercana al lago y frecuente cliente del restaurante.

Para los amantes del deporte de la vela las dos ramas del Como ofrecen la posibilidad de una sosegada navegación y zonas de fondeo próximas a los grupos urbanos con motivos diversos de atracción turística y gastronómica. Un poco más de esfuerzo requerirá el paseo en kayak y para los que no están especialmente motivados por los deportes sobre el agua una estupenda red de comunicaciones de motoras de diverso tamaño y frecuencia les pondrán en poco tiempo al alcance de las ciudades de Como y Lecco y de los bellos y amables núcleos urbanos que se asoman a las orillas del lago.

Ya sean huéspedes del Serbelloni, del familiar Belvedere con su excelente restaurante “La Varanda” o de otros establecimientos hoteleros y de pequeñas casas que ofrecen el sencillo pero acogedor “bread and breackfast” el visitante de Bellagio nunca se sentirá miembro anónimo de un turismo de masas.

 

 

UN MUNDO INTERDEPENDIENTE, NECESITADO DE SOLIDARIDAD

“La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos hacia una unidad cada vez más convencida” (PONTIFICIO CONSEJO JUSTICIA Y PAZ. Compendio de la doctrina social de la iglesia. N. 192).

En efecto nunca ha habido una interdependencia entre los hombres y los pueblos como la que hay en el momento actual, en los diversos niveles de la convivencia humana. ”La vertiginosa multiplicación de las vías y de los medios de comunicación «en tiempo real», como las telecomunicaciones, los extraordinarios progresos de la informática, el aumento de los intercambios comerciales y de las informaciones son testimonio de que por primera vez desde el inicio de la historia de la humanidad ahora es posible, al menos técnicamente, establecer relaciones aun entre personas lejanas o desconocidas”  (idem).

Sin embargo no todo es positivo: persisten en todo el mundo  dramáticas desigualdades entre países desarrollados y países en vías de desarrollo,  fomentadas por diversas formas de explotación, de opresión y de corrupción, que influyen negativamente en la vida interna e internacional de muchos Estados. La interdependencia debe estar acompañado por un crecimiento en el plano ético–social, para así evitar sus repercusiones negativas incluso en los mismos países actualmente más favorecidos (Cf. S. JUAN PABLO II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis,  nn. 11-22).

La solidaridad se presenta así, por tanto, como principio social y como virtud moral (Cf. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, 1939-1942). La solidaridad es un principio social ordenador de las instituciones, que supere y corrija las «estructuras de pecado» (Cf. S. JUAN PABLO II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 36. 37) en las relaciones entre  personas y pueblos, mediante la creación o la oportuna modificación de leyes, reglas de mercado, y costumbres sociales.

La solidaridad es también una verdadera y propia virtud moral, no «un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos» (S. JUAN PABLO II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, n. 38) La solidaridad es virtud social fundamental, ya que se coloca en la dimensión de la justicia, virtud orientada por excelencia al bien común, y en <<la entrega por el bien del prójimo, que está dispuesto a “perderse”, en sentido evangélico, por el otro en lugar de explotarlo, y a “servirlo” en lugar de oprimirlo para el propio provecho>> (idem).

El mensaje de la doctrina social de la Iglesia acerca de la solidaridad pone en evidencia el hecho de que existen vínculos estrechos entre solidaridad y bien común, solidaridad y destino universal de los bienes, solidaridad e igualdad entre los hombres y los pueblos, solidaridad y paz en el mundo ( Cf. S. JUAN PABLO II, Carta enc.  Sollicitudo rei socialis, nn. 17.39.45).

El término «solidaridad», ha sido ampliamente empleado por el Magisterio de la Iglesia, aunque bajo distintos nombres: «El principio que hoy llamamos de solidaridad… León XIII lo enuncia varias veces con el nombre de “amistad”, que encontramos ya en la filosofía griega, por Pío XI es designado con la expresión no menos significativa de “caridad social”, mientras que Pablo VI, ampliando el concepto, de conformidad con las actuales y múltiples dimensiones de la cuestión social, hablaba de “civilización del amor”» (S. JUAN PABLO II, Carta enc. Centesimus annus, n. 10),

“El principio de solidaridad implica que los hombres de nuestro tiempo cultiven aún más la conciencia de la deuda que tienen con la sociedad en la cual están insertos: son deudores de aquellas condiciones que facilitan la existencia humana, así como del patrimonio, indivisible e indispensable, constituido por la cultura, el conocimiento científico y tecnológico, los bienes materiales e inmateriales, y todo aquello que la actividad humana ha producido. Semejante deuda se salda con las diversas manifestaciones de la actuación social, de manera que el camino de los hombres no se interrumpa, sino que permanezca abierto para las generaciones presentes y futuras, llamadas unas y otras a compartir, en la solidaridad, el mismo don” (PONTIFICIO CONSEJO JUSTICIA Y PAZ. Compendio de la doctrina social de la iglesia. N. 195).

“La cumbre insuperable de la perspectiva indicada es la vida de Jesús de Nazaret, el Hombre nuevo, solidario con la humanidad hasta la «muerte de cruz» (Flp 2,8): en Él es posible reconocer el signo viviente del amor inconmensurable y trascendente del Dios con nosotros, que se hace cargo de las enfermedades de su pueblo, camina con él, lo salva y lo constituye en la unidad”  (PONTIFICIO CONSEJO JUSTICIA Y PAZ. Compendio de la doctrina social de la iglesia, n. 196)

rafaelbalbin19@gmail.com

MISERICORDIA NO ES DEBILIDAD

No es infrecuente que se valore y se alabe alguna forma de violencia o de abuso hacia los más débiles, quizás con la excusa de promover la justicia. El hombre fuerte sería el que domina, el que vence, el nacido para triunfar. La misericordia quedaría entonces relegada para los débiles y timoratos. Sin embargo en el ejercicio de la misericordia brilla toda la fuerza de la virtud.

Esto se nos presenta claramente en los atributos divinos, pues Dios es a la vez omnipotente y misericordioso. «Es propio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se manifiesta su omnipotencia»: “Las palabras de santo Tomás de Aquino muestran cuánto la misericordia divina no sea en absoluto un signo de debilidad, sino más bien la cualidad de la omnipotencia de Dios” (PAPA FRANCISCO, Bula Misericordiae vultus , n. 6).

La liturgia de la Iglesia nos invita a implorar de Dios el poder de su misericordia: «Oh Dios que revelas tu omnipotencia sobre todo en la misericordia y el perdón»: “Dios será siempre para la humanidad como Aquel que está presente, cercano, providente, santo y misericordioso”. <Paciente y misericordioso> es el binomio que a menudo aparece en el Antiguo Testamento para describir la naturaleza de Dios. Su ser misericordioso se constata concretamente en tantas acciones de la historia de la salvación donde su bondad prevalece por encima del castigo y la destrucción”. (PAPA FRANCISCO, idem).

Los Salmos son una sentida expresión de confianza de los hijos de Dios en la misericordia divina. Desde el fondo de la indigencia humana se eleva la voz de la súplica: «Él perdona todas tus culpas, y cura todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de gracia y de misericordia» (Sal 103, 3-4). Esa misericordia tiene manifestaciones muy concretas: «Él Señor libera a los cautivos, abre los ojos de los ciegos y levanta al caído; el Señor protege a los extranjeros y sustenta al huérfano y a la viuda; el Señor ama a los justos y entorpece el camino de los malvados» (Sal 146, 7-9); «El Señor sana los corazones afligidos y les venda sus heridas […] El Señor sostiene a los humildes y humilla a los malvados hasta el polvo» (Sal 147, 3.6).

El Papa Francisco ha subrayado el carácter personal y concreto de la misericordia divina. “Así pues, la misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo. Vale decir que se trata realmente de un amor <visceral>. Proviene desde lo más íntimo como un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón” (PAPA FRANCISCO, idem).

La misericordia de Dios acompaña al amor divino, que es eterno. “<Eterna es su misericordia>: es el estribillo que acompaña cada verso del Salmo 136 mientras se narra la historia de la revelación de Dios (…) Repetir continuamente <Eterna es su misericordia>, como lo hace el Salmo, parece un intento por romper el círculo del espacio y del tiempo para introducirlo todo en el misterio eterno del amor. Es como si se quisiera decir que no solo en la historia, sino por toda la eternidad el hombre estará siempre bajo la mirada misericordiosa del Padre. No es casual que el pueblo de Israel haya querido integrar este Salmo, el grande hallel como es conocido, en las fiestas litúrgicas más importantes (PAPA FRANCISCO, idem, n. 7).

La misericordia de Dios hacia los hombres resplandece en los misterios de la Encarnación y de la Redención, y abarca con ello todos los tiempos y lugares. “Antes de la Pasión Jesús oró con este Salmo de la misericordia. Lo atestigua el evangelista Mateo cuando dice que «después de haber cantado el himno» (Mt 26, 30), Jesús con sus discípulos salieron hacia el Monte de los Olivos. Mientras instituía la Eucaristía, como memorial perenne de él y de su Pascua, puso simbólicamente este acto supremo de la Revelación a la luz de la misericordia. En este mismo horizonte de la misericordia, Jesús vivió su pasión y muerte, consciente del gran misterio del amor de Dios que se habría de cumplir en la cruz. Saber que Jesús mismo hizo oración con este Salmo, lo hace para nosotros los cristianos aún más importante y nos compromete a incorporar este estribillo en nuestra oración de alabanza cotidiana: <Eterna es su misericordia>» (PAPA FRANCISCO, idem).

 

(rafaelbalbin@yahoo.es)

EN CIRCUNSTANCIAS DIFÍCILES

La solicitud por las familias requiere de los Pastores de la Iglesia un empeño especial por aquellas que tienen que afrontar situaciones objetivamente difíciles. “Estas son, por ejemplo, las familias de los emigrantes por motivos laborales; las familias de cuantos están obligados a largas ausencias, como los militares, los navegantes, los viajeros de cualquier tipo; las familias de los presos, de los prófugos y de los exiliados; las familias que en las grandes ciudades viven prácticamente marginadas; las que no tienen casa; las incompletas o con uno solo de los padres; las familias con hijos minusválidos o drogados; las familias de alcoholizados; las desarraigadas de su ambiente culturaI y social o en peligro de perderlo; las discriminadas por motivos políticos o por otras razones; las familias ideológicamente divididas; las que no consiguen tener fácilmente un contacto con la parroquia; las que sufren violencia o tratos injustos a causa de la propia fe; las formadas por esposos menores de edad; los ancianos, obligados no raramente a vivir en soledad o sin adecuados medios de subsistencia” (SAN JUAN PABLO II, Exhort. Apost. Familiaris consortio, n. 77).

Las familias de emigrantes han de ser acogidas en su gran patria, la Santa Madre Iglesia. Y en la medida de lo posible atendidas según su idioma y su cultura, velando por sus condiciones laborales, la unidad de los miembros de la familia y la educación de los hijos.

En las familias ideológicamente divididas los creyentes deben ser fortalecidos en la fe y sostenidos en la vida cristiana, a la par que se estimula el ambiente de comprensión y de diálogo. “Las ideologías extrañas a la fe pueden estimular a los miembros creyentes de la familia a crecer en la fe y en el testimonio de amor” (idem).

Otras situaciones difíciles proviene de las naturales vicisitudes intrafamiliares: “la adolescencia inquieta, contestadora y a veces problematizada de los hijos; su matrimonio que les separa de la familia de origen; la incomprensión o la falta de amor por parte de las personas más queridas; el abandono por parte del cónyuge o su pérdida, que abre la dolorosa experiencia de la viudez, de la muerte de un familiar, que mutila y transforma en profundidad el núcleo original de la familia” (idem).

Ha de ser también atendido el período de la ancianidad. Con la posible profundización del amor conyugal cada vez más purificado y ennoblecido por una larga e ininterrumpida fidelidad, la paciencia ante el sufrimiento de la soledad, del decaimiento de las fuerzas y de la enfermedad. La consideración del valor de la cruz y la resurrección de Cristo debe ofrecer perspectivas de santificación, esperanza y alegría.

Las parejas que viven en matrimonio mixto presentan peculiares circunstancias, en ocasiones difíciles. La parte católica tiene el compromiso de vivir su fe y de procurar bautizar y educar a los hijos en la ella. Entre el marido y la mujer ha de amarse la libertad religiosa, que excluye las presiones indebidas y las trabas para la práctica religiosa. Ambos cónyuges deben ser fieles a sus deberes religiosos. “El bautismo común y el dinamismo de la gracia procuran a los esposos, en estos matrimonios, la base y las motivaciones para compartir su unidad en la esfera de los valores morales y espirituales” (idem, n. 78). En la preparación al matrimonio y a la boda será muy conveniente la colaboración cordial entre el ministro católico y el no católico.

Análogo aunque no igual es el matrimonio entre católicos y no bautizados. El católico debe respetar las convicciones religiosas de la otra parte, que en no pocos casos son prácticamente inexistentes. El cónyuge católico necesita el respeto de su fe, ejercida como testimonio genuino, a la vez que procura que los hijos sean bautizados y educados en la fe católica.

 

(rafaelbalbin@yahoo.es)

EL ROSTRO DE LA MISERICORDIA

El hombre tiene una profunda nostalgia de Dios, su principio y su fin, aunque algunas veces la plantee buscando sucedáneos que puedan llenar su vacío existencial. Quizás en esa circunstancia se imagine el rostro de Dios como un rostro severo, duro, condenatorio; como el de algunos ídolos paganos que traslucen su paternidad demoníaca. Pero no es así: Dios es Amor, y su amor se manifiesta como misericordia hacia sus criaturas. Además es un Dios cercano, que ha querido hacerse asequible a nosotros. “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret” (PAPA FRANCISCO, Bula Misericordiae vultus, n.1).

 

Hay un largo proceso histórico, a través del cual Dios ha ido revelando paulatinamente sus designios de salvación y misericordia para la humanidad, pasando por alto los desprecios y aun las apostasías de todos los tiempos. “El Padre, «rico en misericordia» (Ef 2, 4), después de haber revelado su nombre a Moisés como «Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad» (Ex 34, 6) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina” (PAPA FRANCISCO, idem).

 

No está lejos de nosotros el rostro de Dios. Él ha querido hacerse tan cercano que algunos, desconcertados, querrían alejarlo de su vida: -no me quieras tanto, déjame en paz, en mi vida triste, pero mía.

Pero su misericordia no le permite la indiferencia. “En la «plenitud del tiempo» (Ga 4, 4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (cfr Jn 14, 9). Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios” (PAPA FRANCISCO, idem).

El hombre, que nace desnudo y muere consumido, tiene necesidad de la misericordia, a pesar de sus delirios de grandeza. “Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación” (idem, n. 2).

Dios se nos ha revelado en su misericordia, particularmente en la vida de Jesucristo, en el Evangelio. La montaña del Sinaí, con rayos y truenos, es ya el monte de las Bienaventuranzas, en que se promete felicidad a quien vive de amor. “Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro” (idem).

Salimos de nuestra indigencia acogiendo el amor de Dios hacia nosotros, sin rechazarlo con gesto de autosuficiencia. “Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado” (idem, n. 2).

Sólo así aprendemos a mirar al prójimo sin rencor y sin indiferencia. “Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida” (idem, n. 2).

Es el gran reto de nuestro tiempo.

(rafaelbalbin@yahoo.es)